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LO QUE NATURA NON DA, SALAMANCA NON PRESTA: CAMBALACHE 2.0

Por Andrea Calvete

Este proverbio que surgió en la época en que la Universidad de Salamanca era la más prestigiosa del mundo occidental, gracias a la influencia árabe, sigue vigente en nuestros días, en un intento por mostrar que por más que nos esforcemos ciertas cosas no tienen solución.

En 1988 la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Cuenta con un importante patrimonio arquitectónico, en el que se destacan sus dos catedrales, la Catedral Vieja y la Nueva, la Casa de las Conchas, la Plaza Mayor, el Convento de San Esteban y las Escuelas Mayores. Desde 2003, la Semana Santa en Salamanca está declarada de Interés Turístico Internacional.

Este famoso dicho tiene un gran paralelismo, con el que dice que “no se puede tapar el sol con las manos”, pues por más que intentemos poner toda la voluntad del mundo existen ciertas situaciones en la vida, personas o momentos que están más allá del esfuerzo personal, del empeño o las ganas que pongamos en algo.

Es así que no se puede navegar en un barco a vela en contra del viento, o pretender que un desierto llueva, es correr detrás de un imposible.

Más en la vida sucede lo mismo, por más buena voluntad que se ponga, es muy difícil luchar contra valores que están en vías de extinción, en los que el siglo XXI catapulta tras sus anhelos desmesurados y carentes de esencia humana.

Ya importa muy poco, si tienes palabra, si eres derecho, trabajador o sincero, pues priman los intereses personales, las metas, los valores materiales, mientras que los espirituales parecen esconderse en baúl de recuerdos.

Discépolo en su tango Cambalache ya había anunciado la atrocidad en la que se convertiría el siglo XX, “Siglo XX cambalache problemático y febril, el que no llora no mama ,y el que no afana es un gil .Dale nomás dale que va …que a nadie importa si naciste honrra'o ,si es lo mismo el que labura noche un día como un buey ,que el que vive de las minas, que el que mata, que el que cura o esta fuera de la ley”. Quizás el compositor, realizó una apertura a lo que nos depararía este nuevo siglo un Cambalache 2.0

Posiblemente las generaciones venideras tengan que hurgar muy profundo para que estos valores en vía de extinción como la honradez, la humildad, la sinceridad, la amistad, la sencillez, la lealtad logren resurgir como pilares de la sociedad.

Lamentablemente vivimos en una sociedad altamente competitiva, desleal, individualista, donde se van pisando cabezas por llegar a la cima, sin importar nada más que alcanzar los objetivos.

En ese correr olvidamos que somos mente, cuerpo y alma, parecería que sólo perseguimos metas materiales, sin tener en cuenta la necesidad de equilibrio de estos tres componentes del ser, y de allí que haya tanta gente que anda por la vida sin rumbo, que siente que no sabe donde pisa.

Pero está en cada uno, ver hacia donde nos dirigimos, que rumbo tomará este siglo de avances tecnológicos vertiginosos, de la era de las comunicaciones, donde los valores humanos se extinguen vertiginosamente.

Al igual que se contamina el medio ambiente, el alma del hombre del siglo XXI se va desintegrando poco a poco, en esa búsqueda despiadada por conseguir mejorar en todos los niveles personales independientemente de sus semejantes.

Es hora de una campaña a favor de los valores humanos en vía de extinción, en apostar a ellos, a rescatarlos, a resurgirlos para intentar que la Humanidad no se hunda en sus propios desafíos sin sentido más que el propio egoísmo y vanidad humana.

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