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Mostrando las entradas de enero, 2016

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INESPERADO AMANECER

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Reflejos de la aurora perfilaban en el espejo. Los tonos rosa y el trinar de los pájaros se entremezclaban con sus sueños aún profundos. Una leve brisa invadía con frescura la habitación. El despertador estaba por sonar, sin embargo, Antonella no podía abrir sus ojos, lo que soñaba era demasiado hermoso para interrumpirlo. No siempre los sueños tienen esa suerte de hacernos grata la noche, algunas veces se convierten en una verdadera pesadilla como parte de un plan caótico, y estamos deseando despertarnos. Sin embargo, la placidez de Antonella era como la de un niño que duerme profundo. La música no paraba de sonar agradable y contagiosa, las risas y las conversaciones abundantes, pero no desagradables. Todos vestían de gala, el aire festivo inundaba la velada. Antonella estaba complacida de estar allí bailando y riendo, en realidad se encontraba rodeada de gente a la que nunca había visto, sin embargo la hacían sentir feliz. La felicidad había quedado lejos de la realidad que la cir

MILAGRO

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Los minutos transcurrían tocados por la monotonía y el sopor de la tormenta que se avecinaba. Un cielo encapotado cubría la existencia. Pocas fuerzas le iban quedando, había perdido casi todo, pero algo aún le permitía seguir con la cabeza en alto, su dignidad estaba firme, bien parada, aferrada a pesar de los vientos y tempestades sufridos. Romeo era un hombre ya mayor. Su pelo blanco y su mirada clara lo distinguían, y le abrían paso. La transparencia y humildad eran rasgos que le habían acompañado en el camino. De pronto, un llamado le hizo cambiar la expresión, la sonrisa nuevamente centelleó en su cara. El hijo perdido en el mundo, veinte años sin comunicarse, había aparecido. Cuando cortó, Romeo sintió por primera vez en la vida que un milagro había ocurrido, no había explicación lógica que pudiera revelar lo sucedido. Entonces elevó su mirada al cielo y dijo: “Gracias por permitir reencontrarme con mi hijo, un verdadero milagro”. Andrea Calvete

¿EL ÓRGANO MÁS SENSIBLE?

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La literatura, música, filosofía, artes plásticas y otras disciplinas apelan al corazón para hablar de sensibilidad. Sin embargo, en el diario vivir este poético argumento pierde sentido, cuando se busca en el bolsillo de la gente. El corazón si bien es un órgano noble, que habla de la autenticidad y bondad de las personas, no siempre logra caminar sin ser conmovido por las cuentas que llegan todos los meses e inevitablemente son parte de nuestras preocupaciones. Según doña María “el órgano más sensible del ser humano es el bolsillo”. Impacta esta afirmación, pero si nos detenemos a analizarla pronto veremos que no deja de estar tan lejos de lo que nos sucede diariamente. Antes de entrar en el análisis, cabe resaltar que la avaricia lleva a tener un cocodrilo en el bolsillo, que cierra sus dientes ferozmente antes de desembolsar un centésimo. “El avaro” de Moliére escrito en el siglo XVII ya habla de ese órgano sensible llamado bolsillo. Una historia en que sale a luz el lad

SERES CONTAMINANTES

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Los alimentos orgánicos son incorporados lentamente en nuestra dieta en busca de calidad de vida. También a la hora de rodearnos de personas debemos evitar a los “seres contaminantes” que lentamente nos quitan la energía y el humor. Un “ser contaminante” no sabe qué hacer con su tiempo y se dedica a interferir en el de los demás, se mete en la vida ajena, opina, da consejos sin ser consultado y, mucho peor, incide en nuestras vidas haciéndonos creer que nuestras decisiones por algún motivo no son las mejores. Generalmente, quien contamina lo hace desde la envidia que lo invade, porque no soporta ver en los demás lo que él no puede alcanzar o lograr. La envidia es un sentimiento que en algún momento nos visita, pero es una muy mala compañía, porque avanza sigilosa, corroe el alma, genera infelicidad e insatisfacción, por lo tanto, es un sentimiento maligno del que es importante alejarse. Algunas personas por competitividad, suelen ser tóxicas, por querer ocupar ese lugar en e

¿CUÁNTO DICEN LOS COLORES DE NOSOTROS?

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Los colores dan cuenta del estado de ánimo, emociones, sentimientos, de las vivencias que vamos experimentando, de lo que somos y seremos. La necesidad de manifestar a través del color lo que nos sucede, es algo muy común, sin embargo no somos conscientes de esta realidad que está a nuestro alcance y que nos dice tantas cosas. ¿A qué me refiero con qué nos dice tantas cosas? Se pusieron a pensar esas temporadas en la que solemos vestir de gris, negro, colores oscuros y poco vivos. Bueno, eso habla de nuestro estado anímico, y por alguna causa necesitamos la presencia de colores apagados. Sin embargo, otras veces sentimos una imperiosa necesidad de ponernos colores claros, fuertes, coloridos, porque el entusiasmo parece acompañarnos, o simplemente su presencia es inminente. En cada color que decidimos incorporar a nuestros días palpitan los latidos más profundos, aún aquellos de los que no somos conscientes, algunos vinculados a nuestra adrenalina y otros más calmos que generan sensac

¡POR FIN DE VACACIONES!

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Sabores, aromas y colores suelen sorprendernos cuando decidimos tomarnos unos días de vacaciones. Todo parece verse mejor, la jovialidad y el entusiasmo suelen sentarse junto a nosotros. Por eso, el atuendo más apropiado será el que nos permita disfrutar con plenitud de esta instancia. Por diferentes razones se hacen imprescindibles luego de un año de esforzada labor, y allí estamos de frente a ellas que nos esperan con los brazos abiertos, para abrazarnos con fuerza y energía. Como les habrá pasado más de una vez, no siempre podemos vacacionar donde más nos gustaría, pero lo importante es qué hacer con esos días que nos esperan. Un tiempo antes comienzan los proyectos, las opciones que proliferan sin cesar. Generalmente, lo que sale a último momento y de improviso es lo que mejor sabe, lo que nos sorprende y deleita, porque tiene la frescura de lo que llega para sorprendernos. Más que el esfuerzo por preparar todo de la mejor manera, está el entusiasmo en lo que vayamos a hacer, la

POCO AGUANTE

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A medida que pasan los años, la paciencia va disminuyendo, se tolera menos el sol, el cansancio, los malos tratos, las impertinencias… y el poco aguante se incrementa a medida que los descontentos afloran. Se diría que la vida si bien te va dando cintura para ciertos acontecimientos, también te va quitando la fuerza en algunas ocasiones en las que el cuerpo y la mente se sienten cansados. Y te quitan las ganas de escuchar a las personas que hace una vida vienen diciendo lo mismo, no cambian el discurso y a la hora de actuar poco llevan adelante. No queda demasiado lugar para la gente que se queja por todo y no hace nada, sólo quejarse, esos ya no tienen cabida, es preferible seguir de largo. El poco aguante no sé si es sinónimo de vejez, pero sí del pasaje de los años que van dejando su mella y que ya no toleran lo que hasta ahora, viene de la mano de soportar una vida algunas situaciones que llega un día en que la gota reboza el vaso y entonces uno dice basta, hasta aquí lle

VUELO DE PALABRAS

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Cada palabra fue un asombroso juego de luces, en ellas se escondía todo lo que en su alma se aquietaba, resguardado de todo posible golpe. Sin imaginarlo fue descubriendo un mundo al que jamás había imaginado que llegaría. Los sonidos suaves, tangibles se mezclaron con los aromas silvestres que sobrevolaban el aire. Los sentidos estaban de fiesta, desbordaban por experimentar nuevas sensaciones. La tarde palpitante comenzó a descubrir su mirada, su brillo profundo, sumergido bajo aquella tristeza que aún le embargaba. Sin embargo, sugerentes notas de cambio anunciaban nuevos destinos. Aunque difuso el horizonte, desbordaba colores y fervorosos deseos que auguraban un porvenir luminoso. Así las palabras se entrelazaron cuidadosamente con cada estrella, mientras la luna les sostuvo cuidadosa para que llegaran así a su destino. Andrea Calvete

INSOMNIO

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Las horas transcurren, el calor se entremezcla, el apacible murmullo del día se esfuma entre los colores del atardecer. Así ha pasado la jornada, como en un letargo que agobia entre sus grises cargados de iones. Pesa en el aire una humedad pegajosa que no se aparta. Se acerca el fin del día, para dar paso a la noche, a bajar las luces para entrar más en ese interior que se aproxima al apoyar la cabeza en la almohada, sin pedir permiso, sin decir quiero hablarte. Allí se para insolente e insistente y no te deja dormir, o al menos lo intenta. Pretende cuestionarte qué has hecho en estos días, con qué sentido dijiste tal o cual cosa, o por qué no hablaste cuando tenías que hablar. Entonces hacemos todo lo posible para que desaparezca y así conciliar el sueño. Las horas de desvelo no suelen ser buenas consejeras, la puerta de salida parece alejarse con astucia, mientras nuestros párpados pretenden cerrarse, pero nuestro yo interior lucha por ser escuchado, o atendido. ¿Pero, por