CICATRICES

Son parte de nuestra historia, nos cuentan de nosotros mismos, de lo que somos y de lo que fuimos. Marcas, testigos silenciosos, que se hacen perceptibles en el cuerpo o en el alma. Han cincelado lentamente, tallando, dejando huellas, surcos, espacios recorridos, marcando con su presencia nuestros días, haciendo cada uno diferente y significativo. Si miramos con atención, recordaremos cada una y el preciso momento en que se originaron. Algunas dejan secuelas más severas que otras, pero todas tienen un sentido, un porqué, quizás sean interrogantes que nos permitan ver que nada es casual. Las más difíciles de asumir o enfrentar son las que se instalan en el alma, esas generan un dolor profundo, intenso, que socava muy hondo. “Lo esencial es invisible a los ojos. Sólo se ve con el corazón”, esta frase del libro El Principito, es la clave de toda cicatriz, pues sólo a través de nuestro corazón podremos percibir qué es lo que realmente nos marcó. Generalmente, lo que está a la vista no ...