EL ÁRBOL DE LA VIDA

Bajo un cielo cargado de nubes, de rayos centelleantes, de estrellas luminosas, de noches de luna y soleados días, se para firme el árbol de vida, como un frondoso ombú que crece lentamente con el transcurso de los años. El riego de este árbol es fundamental desde pequeño, cuando aún es una diminuta semilla que comienza a alimentarse a través del agua. Los nutrientes de ese esmerado cuidado se ven gradualmente en la medida que pasan los años, y las raíces comienzan a adherirse al suelo y se hacen cada vez más profundas. El árbol está en permanente comunión con el cosmos, se comunica subterráneamente por sus raíces, con la superficie de la tierra por el tronco, y con el cielo a través de sus ramas. Por lo tanto es un eje de comunicación entre la tierra y el cielo. Ilustra la vida en la tierra y hace alusión a la espiritualidad. Las raíces son el sostén de este árbol, en la medida que crecen se afirman más al suelo y llegan más profundo en busca de expandirse para encontrar un lu...