MENOS ES MÁS

La decisión frente a la imposición es algo que no tiene precio. Decidir hacer reposo, cuidarse, distanciarse, involucrarse, finalizar o empezar algo es fundamental. Sin embargo, cuando se nos impone algo en forma coercitiva pocas ganas nos queda de llevarlo a cabo, y comenzamos a sentir que perdemos el timón de nuestro barco. Nunca acepté la coerción, quizás porque me crié en tiempos de dictadura, o porque he aprendido que las alas de la libertad no se cuartan así no más, porque el pensamiento no tiene jaulas que lo puedan maniatar, o porque la imaginación y la creatividad se alimentan de lo más genuino que habita en nosotros. Sin embargo, por mil y una razones a lo largo de la vida vamos cediendo, callamos, cumplimos, aceptamos… pero el fondo muy hondo sabemos que estamos traicionando a nuestro yo más profundo. Ni que hablar que cuando nos paramos frente a situaciones en las que nos queda otro remedio que aceptar, seguimos respiramos hondo e intentamos cargarnos de toda la mejor energ...