LA MELLA DE LA INCERTIDUMBRE

Solapada se desliza la incertidumbre, se mezcla con las dudas, se esconde detrás de las sonrisas, y mira de reojo por entre las ventanas. No nos damos cuenta, pero allí está y es como una pequeña gotera que cae día a día, y deja su mella. De esta manera se alimenta y crece con la falta de certeza, la desestabilidad, la desesperación y el desánimo. Y va construyendo un muro alto e indestructible, producto de su perseverancia y oportunismo. Aunque es parte de nuestra vida, tratamos de eludirla, evitarla para aprovechar las posibilidades de la mejor manera, aunque muchas veces ocupados en este juego de esquivarla desesperados por el futuro nos olvidamos de vivir y disfrutar el presente, que es lo más certero que tenemos. A esta altura si algo hemos podido aprender es que es ineludible. De tal modo, vamos esquivando barreras, les hacemos frente, tomamos medidas, cambiamos la actitud, pero la incertidumbre sigue su pulseada, con sus músculos poderosos transpira, pero ni se inmuta...