DÍAS AGOBIANTES
El contacto con las horas interminables en un sanatorio da para cuestionarse una inmensa lista, que con el vertiginoso correr de los días no somos capaces de advertir. Cuando tomamos contacto con el sufrimiento con esa pequeña línea delgada entre la vida y la muerte, la existencia se solemniza y pretende sacudirnos a ver si todavía nos sorprendemos. Y vaya todo lo que está escondido para dar respuesta a ese sacudón intempestivo que nos da la vida. Un ciclo inagotable de conocimiento y de aprendizaje. Con el correr de los días el agotamiento se unifica con el dolor y difícilmente identifiquemos lo que nos pasa. El cuerpo duele, los ojos pesan y el pecho se transforma en una inmensa placa de hormigón que nos quita el aire. A esto debemos agregar comidas omitidas y un sinfín de cosas que se acumulan en la lista del debe. Sin embargo, en esa lista las prioridades pronto cambia su lugar, llegan a primer lugar los afectos. Esto no quiere decir que las responsabilidades se desvanezc