COMPARTIR ES VIVIR

Las preguntas asaltaban los minutos, los segundos eran interceptados por interrogantes, así las palabras sentían el apremio de dar respuestas, aún cuando ellas todavía no habían llegado. El segundero marcaba con ahínco el ritmo del tiempo, mientras una gota que perdía de la canilla de la cocina sonaba monótona y continua. En esa atmósfera cargada de presión el tiempo transcurría es búsqueda de respuestas. ¿Pero por qué no llegaban, acaso había algún pendiente por cumplir las detenía? Posiblemente, lo que se debió hacer y no se hizo fuera parte importante para que los minutos se tornaran sofocantes y nocivos. Algunas veces en forma de recuerdos, otras como sueños, surgen aquellas cosas que debimos llevar a cabo, pero finalmente quedaron sin efectuarse. El cerebro es inminente a la hora de cobrar factura, tarde o temprano se enciende una luz roja que anuncia el cortocircuito, ese cable que falló y no permitió que todo saliera según lo previsto. Sin embargo, lo que ya no pudo s...