DANZAR CON EL CORAZÓN

Edgar Degas Quien danza con el corazón es posible que sus pies lo sigan, porque habrá en esa danza entusiasmo, calidez y luminosidad. Con cada latido espontaneo y sincero, se producirá la vibración, ese motor esencial para poder poner en marcha nuestros deseos y anhelos. Como parte de nuestra esencia, el corazón guarda con recaudo todos nuestros sentimientos, y late a su ritmo, más allá de que por momentos se empecina en determinados tramos del camino. Este músculo vital es quien nos hace palpitar y llevar con nosotros lo que consideramos parte de nuestra esencia. Si bien en él habitan nuestras penas, tristezas y sufrimientos, los sentimientos de amor y alegría son los que endulzan esos golpes que recibe, y a los que debe superarse día a día. Algunas veces cansado y entristecido, parece que oprime el pecho y nos deja sin aire. Sin embargo, es fiel y leal, porque suele cobijar a todas aquellas personas que quisimos y dieron un significado a nuestra vida, y por más que pase el ...