CIELO ROSA

Un cielo rosa pálido recibe a la luna, la admira deslumbrado no quiere quitarle protagonismo. Su enorme blancura lo deleita en medio de un atardecer húmedo y frío, en el que extasiado por su hechizo regala los más bellos colores del fin del día. La luna inmensa advierte sus facciones, entrecierra sus ojos y acepta la invitación del cielo, que la toma de la mano y la saca a bailar. Una sinfonía de violines perfuma su presencia y acompaña este mágico encuentro. Alguna estrella intenta asomarse a la escena, pero es tan perfecto el momento que se abstienen de interrumpirlos. La naturaleza también conspira, no corre ni si quiera una brisa, no quieren despeinar a la luna, ni distraer al cielo que se ha tomado el trabajo de despedir una a una a las nubes. El cielo rosa permite a la luna ser y brillar para realzar su belleza y encanto. Los pájaros también desde los árboles los observan. Se ha detenido el mundo en ese instante en el que el día se despide...