DE LA MANO DE LA PERSEVERANCIA

Cuando tocamos fondo parece faltarnos el aire, agotarse el tiempo, deshilacharse los minutos, esfumarse las esperanzas y desvanecerse los posibles. Sin embargo, cuando todo parece oscurecerse un pequeño rayo de luz aparece por entre las rendijas. Ese rayo de luz insignificante, entra lenta y suavemente, se esparce y en la medida que permitimos que pase, la lumininosidad se incrementa, y parece que la habitación se torna más aireada y confortable. En estos momentos, surgen recuerdos, reproches, desencuentros, nuestra cabeza se cuestiona todo, porque cuando se llega al límite uno agudiza los sentidos, e intenta encontrar alguna explicación. Entonces hurgamos en la valija de los recuerdos y aparece este viejo refrán: “Persevera y triunfarás”. Nos paramos ante él y lo miramos con desconfianza, de reojo, porque poco lugar quedan para las posibilidades, para emprender de nuevo la marcha. Sin pensarlo, alguien nos llama, nos escribe, o nos lo encontramos por casualidad, y nos dice algo que...