LA FE MUEVE MONTAÑAS

Dicen que la fe mueve montañas, pero no todas las personas aseguran tenerla o encontrarla, haberla visto o percibido. Puede estar puesta en alguien o en algo, implica la confianza plena en eso que creemos o sostenemos. Quienes creen en la existencia de un ser superior, una fuerza o un ser creador, ven su camino iluminado, independientemente de su trascendencia o existencia. Más allá de las creencias o posturas, en quien debemos tener fe es en nosotros mismos, en lo que somos, creemos, pensamos o sentimos, porque esta es la base para luego funcionar cordialmente con el resto de nuestros semejantes. Es el sustento de nuestra autoestima, sobre la que nos erguimos como personas. Si uno no cree en uno mismo, en sus posibilidades, menos van a creer los demás en nosotros, es como un efecto búmeran que se dispara y despliega. La confianza en uno mismo, en sus posibilidades, en su desarrollo y crecimiento es esencial para dar un paso día a día. Asimismo, la alegría vista como un ingrediente ...