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Mostrando las entradas de agosto, 2023

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MOMENTO MÁGICO

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Me trajo hasta aquí una gripe intensa, que me llevó a viajar hasta el siglo XV y rememorar el antiguo romance anónimo y que algún juglar permitió que conociéramos: “Que por mayo era por mayo cuando hace la calor cuando los trigos encañan y están los campos en flor”. El veranillo que ha acortado nuestro invierno, mi fragilidad y el árbol desnudo que asoma por mi ventana se han dejado acariciar por el sol, y hemos sido testigos de un momento mágico. El árbol limpio de hojas, seco de verde y de vida, acurruca dos pequeños nidos, mientras dos aves negras y brillantes se bañan de sol y esperanza. Ese mismo fulgor llega a través de la ventana y me inyecta vida, y me siento como el prisionero suspirando tras las rejas de mi ventana, uniéndome a la vida a través del canto de los pájaros. Y tantas veces nos sentimos prisioneros por distintas causas, y los ruiseñores al igual que en el romance del prisionero son los que nos esperanzan con su canto, los que nos invitan a volar y a renacer. Es que

¿QUÉ TE ENCIENDE?

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Alguna vez te preguntaste ¿qué es lo que te enciende?, ¿qué es lo que te hace sentir vivo?, ¿qué es lo que te da plenitud? Es posible que la respuesta cambie a lo largo de la vida, pero en nuestro haber existe algo que nos hace resplandecer. Quizás la respuesta a la pregunta de principio sea eso que te aviva la mirada, lo que te acelera el corazón, lo que te mantiene como si el tiempo se detuviera y flotaras en un océano de plenitud. Tal vez te encienda una mirada, un libro, o un atardecer, o una noche de estrellas. Quizás algo que te apasione y te haga abstraerte de todo como sí la felicidad se sentara a tu lado. No es algo pensado o premeditado, simplemente se siente por algo o por alguien que es capaz de despertar en ti lo que hay dentro, eso maravilloso que está en vos y necesita manifestarse. Estas preguntas me remontan a la novela “Como agua para chocolate”, en la que Laura Esquivel comparte una antigua teoría heredada de su abuela que describe en forma fantástica cómo es posible

CAMBIAR LA PISADA

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  Como si la vuelta estuviera doblando la esquina, caminó hacia un amanecer que mostraba sus tonos rosados entre nubes grises y plomizas. Dar vuelta la página o cambiar la pisada sería poner fin a ese capítulo al que se aferraba para detener el tiempo. El devenir movedizo no la esperaba y no importaban los tropiezos. Había que continuar la marcha, porque el reloj se disponía a finalizar el día sin contemplaciones. Ema estaba lenta, sentía como si alguien la sujetara del buzo y detuviera su marcha. Aunque a simple vista sus preocupaciones no parecían muchas, para ella eran una carga agobiante que la tomaban de rehén, la afligían y frenaban. Recordó un viejo refrán de su abuela: “Ema, da vuelta la pisada”. Las palabras resonaron en su cabeza, pero su inmovilidad pudo más que cualquier frase de rescate. Fue entonces cuando Ema se aferró a dar vuelta la pisada, como un conjuro mágico se propuso marcar su huella con el pie derecho en la primera baldosa embarrada que encontró en la vereda. C