MOMENTO MÁGICO

Me trajo hasta aquí una gripe intensa, que me llevó a viajar hasta el siglo XV y rememorar el antiguo romance anónimo y que algún juglar permitió que conociéramos: “Que por mayo era por mayo cuando hace la calor cuando los trigos encañan y están los campos en flor”. El veranillo que ha acortado nuestro invierno, mi fragilidad y el árbol desnudo que asoma por mi ventana se han dejado acariciar por el sol, y hemos sido testigos de un momento mágico. El árbol limpio de hojas, seco de verde y de vida, acurruca dos pequeños nidos, mientras dos aves negras y brillantes se bañan de sol y esperanza. Ese mismo fulgor llega a través de la ventana y me inyecta vida, y me siento como el prisionero suspirando tras las rejas de mi ventana, uniéndome a la vida a través del canto de los pájaros. Y tantas veces nos sentimos prisioneros por distintas causas, y los ruiseñores al igual que en el romance del prisionero son los que nos esperanzan con su canto, los que nos invitan a volar y a renacer. Es que