EMBRIAGARSE DE VIDA

Empaparse de sensaciones, vestirse de deseos, volar con los sentidos, esconderse en un sueño o inundarse de los perfumes de los días, es parte de embriagarse con lo que nos hace sentir vivos. De nada sirve agotarnos de un sinfín de cosas que en el fondo no nos provocan la mínima vibración y nos atan a la monotonía. Tantas veces solemos habitar los minutos anestesiados de problemas y de preocupaciones, pero seguimos de largo como quien hace un trabajo forzado deseando que ese día interminable se acabe. Si bien es cierto que el aplomo llega cuando uno logra atravesar las turbulencias, el sentirnos parte del ojo de una tormenta es también estar vivos. Quien más o quien menos ha enfrentado problemas de toda índole, “ha bailado con la más fea”, se ha sentado en el sillón más duro, o ha caminado por la calle del desengaño y el sufrimiento. Guiados por la razón y la inteligencia, acompañados también por la sensibilidad, nos internamos a resolver lo que nos aqueja, lo que no siempre...