EL KARMAMÓMETRO
En un rincón oscuro del laboratorio de ideas, el Dr. Harley trabajaba en su invención más ambiciosa: el Karmamómetro, un aparato destinado a medir el karma de las personas. La máquina, con su intrincada red de cables y luces parpadeantes, prometía ser la balanza definitiva de la justicia cósmica, capaz de discernir el peso de las acciones de un individuo. El Dr. Harley, aunque científicamente riguroso, no era ajeno a la ironía del destino. Sabía bien que su aparato podría ser tomado como una herramienta de juicio, y en más de una ocasión se escuchó murmurar para sí mismo, “¿Quién soy yo para juzgar? Que tire la primera piedra el que esté libre de culpa”. Sin embargo, se consolaba con la idea de que la máquina no era juez, sino espejo, reflejando únicamente lo que ya estaba ahí, en lo profundo del ser humano. La primera prueba del Karmamómetro se hizo con Emilio, un hombre que siempre había creído en el equilibrio del universo. Cuando el aparato empezó a vibrar y a emitir un zumbido inq...