ACEPTAR Y DEJAR FLUIR

Hubo tiempo de lágrimas, esperas ,desatino y desesperación, pero antes la alegría y la dicha solían sentarse a la mesa como si las horas no corrieran. Mas había llegado el tiempo de aceptación, para no quedarse anclado en el pasado como un barco que no puede zarpar. El fuerte trinar de un pájaro acompañaba los rayos de sol que se asomaban tibios y envolventes. El viento desasosegado y frío, hacía que el astro rey se pudiera lucir sólo en los rinconcitos a resguardo. Entre el ruido de las hojas movidas por el viento, sus recuerdos volaron, se dejaron llevar, aunque el tiempo de la aceptación se hacía inminente, la mente podía escapar como un niño que juega a las escondidas y correr raudamente. Así lo hizo, con total desparpajo y sin prejuicios que le ataran, volvió entonces a percibir notas de veranos al sol, donde las horas en la playa se hacían eternas. Asados llenos de alegría que congregaban bajo un parral a una familia que se amaba profundamente, y que gozaba de la natural...