EL ÚLTIMO BESO
El boceto estaba perfectamente armado, pronto para comenzar a sentir las primeras pinceladas. Miró la mano de su artista, pero no atinó a imaginarse los colores, lo único que percibió fue una parsimonia inusual. El gris húmedo de aquel día frío no dejaba mucha esperanza colorida. Tomó su paleta y la llenó de colores, todos aparecieron sin excepción. Los que no veían a simple vista fueron producto de esa mezcla cuidadosamente apasionada en la que un universo cromático surgió como por arte de magia. El lienzo se fue poblando de las más diversas pinceladas, adquirió texturas, trazos, perfumes, sonidos ardientes, para dar nacimiento a una hermosa danza. Era un cuadro abstracto, pero se perfilaba la imagen de una pareja fusionada por el baile. Sus cuerpos se fundieron en cada movimiento, se fueron esfumando con cada pincelada en un encuentro etéreo y a su vez intenso. Día a día su delantal testigo de infinitos colores y pinceladas, lo acompañaba como parte de ese ritual en el que aprontaba ...