QUITAPENAS

En el alba dorada de los días más oscuros, el QUITAPENAS reposaba como una poción mágica en un frasco antiguo. El elixir de aromas silvestres fue un camino hacia el eco lejano de las sonrisas perdidas. Cuentan que doña Ana vivió casi 100 años y fue la inventora del “QUITAPENAS” sustancia milagrosa que supo curar generaciones, amortiguar mal de amores, desengaños, pérdidas, y todo sufrimiento que anduviera por la vuelta. Las penas se cargan en los hombros, se diluyen entre las lágrimas y se cobijan en la tristeza mientras comienzan a sentirse como una daga en el alma. Son amargas como la hiel y frías como un témpano. Son ásperas como una lija, y penetrantes como un rayo. A la casa de doña Ana llegaban de todas partes en busca de esas gotas mágicas, su recomendación era que las tomaran tres veces al día. Se preguntarán cuál era el componente de este brebaje, ella nunca lo dijo, era sabido que era una mezcla de yuyos que, si bien podían ser beneficiosos, había mucha esperanza ...