CAMPOS DE LAVANDA

La subjetividad teñida de los colores de nuestra mirada, de los anhelos puestos a luz de los deseos, de los sueños espejados en los brillos de nuestras pupilas, hacen que nuestro pequeño jardín se vea como un inmenso parque, eso siempre y cuando pongamos mucha fe, esperanza y entusiasmo en nuestros proyectos. Quizás las pequeñas plantas de lavanda puedan perfumar como un verdadero campo de lavandas, o simplemente al caminar por dos metros de pasto nos dé la sensación de estar en un extenso terreno mullido de frescura y porvenir. No faltará quien en una pequeña terraza rodeado de sus plantitas se sienta en un jardín botánico, o quien al caminar por la orilla del Río de la Plata al poner sus pies en agua respire el yodo de los mares de la libertad. Porque no es cuestión de lo lejos que nos vayamos, o lo que sea el lugar, sino del entusiasmo, del cariño, y esmero que pongamos a la hora de tomar contacto con la realidad que nos circunda. Tiene mucho que ver con el cristal con el que...