CUESTIÓN DE PESO: DUALIDAD DE FUERZAS
A pesar de vivir en una era donde predominan las balanzas digitales, el hombre en la búsqueda del equilibrio, utiliza las antiguas balanzas de dos platillos, y pone en forma manual lo que pesa en su vida. Mas los adelantos no facilitan la tarea de escoger que situar de cada lado de la balanza.
Según cada persona habrán acontecimientos o hechos de mayor entidad o peso que se ubicarán del lado positivo o negativo dependiendo del criterio individual.
Definir las prioridades será tarea esencial, y ante todo no olvidar que el tiempo no se detiene, mientras se desliza en forma paralela con nuestra vida, por eso no debemos dejar escapar lo que realmente añoramos o queremos.
Los platillos de la balanza pueden ser muy precisos, pero dependerá exclusivamente de cada uno como lograr un mediano equilibrio, pues las balanzas de la vida son difíciles de calibrar.
Y en ese calibrar será imprescindible hacer primar las cosas buenas, para que estas nos impulsen y generen energías para luego hacer frente a aquellas que no lo son y que de igual modo debemos asumir y conllevar.
La naturaleza también está, al igual que el hombre, luchando por mantener ese equilibrio perfecto tan difícil de alcanzar. Paralelamente, las sociedades experimentan importantes períodos de transformación tras la búsqueda de ese equilibrio que muchas veces raya con la utopía.
Y entonces nos cuestionamos ¿qué pesa en nuestras vidas?
Del lado positivo podríamos sopesar: los afectos, el cariño, el amor, el trabajo, la salud, la amistad, el dinamismo, la vitalidad, la constancia, y todo aquello que nos permita crecer como personas, teniendo en cuenta que hasta el último de nuestros días seguiremos aprendiendo.
Del lado negativo: el egoísmo, el odio, el rencor, la pereza, la falta de ganas, la vanidad, la hipocresía, el dejarse estar… y todo aquello que nos amargue y oscurezca nuestras almas.
Que pesen más o menos algunas circunstancias será cuestión de cada uno, pero en ese análisis vale la pena recordar que el tiempo avanza y no se detiene, entonces será mucho más sencillo estimar qué cosas pesan más o menos de acuerdo a nuestros valores.
Finalmente, esa dualidad que conforma la balanza es similar al concepto planteado por la filosofía oriental del yin y yang que reflejan esa puja entre las fuerzas opuestas y complementarias. El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración.