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INMORTALIZAR EL MOMENTO

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Inmortalizar el momento es rescatarlo del olvido, es ponerlo en ese lugar sagrado donde late el amor más íntimo. Es salvarlo de la fugacidad . Es cuidar su perfume, su tibieza, su esplendor para que continúe reluciendo en el camino de nuestra existencia. No permanecen allí sin motivo, los motivos son contundentes y de gran importancia. Nada queda inmortalizado por azar. Los momentos que se graban en el alma tienen razones profundas, raíces hondas que sostienen el pulso y la dirección de nuestra vida. Son marcas ardientes que, incluso en la oscuridad, nos orientan hacia nuestra esencia. Inmortalizamos lo que nos ha conmovido hasta el estremecimiento, lo que nos ha enriquecido más allá de las palabras, lo que ha sido un abrazo a nuestra esperanza. Lo que nos impulsó a crecer, lo que nos enseñó que la vida no es una meta, sino un viaje donde siempre seguimos aprendiendo. Inmortalizar el momento es abrir un cofre invisible en el corazón y depositar allí ese “ diminuto instante inmenso en ...

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DONDE EL MAÑANA TIEMBLA Y LA UTOPÍA PERSISTE

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  Algunas veces, cuando el mundo gira demasiado rápido o simplemente se detiene en el absurdo, levanto la mirada y me lleno de preguntas. Preguntas como piedras que no encajan en ningún río, que se estancan en la garganta, que duelen en la piel y no hallan abrigo. Respiro hondo. Intento domesticar el desasosiego . Pero no hay paz posible cuando la razón tropieza con la locura de los que mandan. Estamos en manos de unos pocos que juegan con el destino como si fuera un tablero de guerra. Tiran misiles, multiplican armas, diseñan la muerte en laboratorios que no conocen el rostro del hambre. Y uno se pregunta, en silencio o a gritos: ¿Mañana me despertaré? ¿O ya no habrá un mañana al que despertar? Los bosques se agotan, los ríos se intoxican, los aires se llenan de hollín. Y sin embargo el mundo sigue rodando, como si el abismo no estuviera delante. ¿Hasta cuándo? ¿Cuánto más necesita romperse para que despertemos? ¿Todavía hay algo que salvar o ya caminamos sobre las rui...

EL TODO Y SUS PARTES

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  Se cuenta que en una aldea lejana vivían seis ancianos sabios . Sabían de estrellas y estaciones, de cuentos y silencios... pero eran ciegos. Un día, el rey trajo hasta ellos un animal que nunca habían conocido: un elefante . Grande, imponente, lleno de formas que ninguno podía ver. Así que, uno por uno, se acercaron a descubrirlo con las manos. El primero tocó un colmillo. —Esto es como una lanza —dijo—, firme, afilado, frío como el marfil . El segundo rozó la trompa . —No, no... esto es como una serpiente, larga, viva, impredecible. El tercero sostuvo la cola. —Están equivocados —comentó—, lo que yo toco es como una cuerda. El cuarto apoyó sus brazos en una pata. —Para mí es un tronco de árbol —afirmó—, sólido, fuerte, ancestral. El quinto tocó la oreja . —Esto se siente como una hoja grande, suave y liviana. El sexto colocó ambas manos en el costado del elefante. —No es nada de eso —dijo—, esto es claramente una pared, inmensa, inmóvil. Cada uno habló desde su exper...

LO QUE DICE UN ABRAZO

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Dentro de un abrazo cabe el universo entero . No hay límites ni fronteras , solo la extensión infinita de dos almas que se encuentran, que se reconocen sin palabras, que se sostienen cuando el mundo afuera tambalea. Un abrazo es el refugio donde el tiempo se detiene, donde las heridas se acunan y las alegrías encuentran. Es un lenguaje mudo que grita verdades que la voz no sabe pronunciar. En un abrazo puedes sonreír con los ojos cerrados y llorar con el corazón abierto. Puedes renacer del escombro de un día gris o morir por un instante en la paz absoluta de sentirte contenido. Temblar por dentro, no de frío, sino por la vulnerabilidad más pura: ser uno mismo . Un abrazo no pide explicaciones ni exige razones. Se da y se recibe como un acto de fe , como un puente que une sin más pretensión que la de ser sentido. Dentro de él, el miedo se disuelve , el alma se estira y se encuentra con otro latido. Hay abrazos que curan , otros que despiertan, algunos que despiden y muchos que per...

TIPS INFALIBLES

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 Nos prometen fórmulas exactas, dietas perfectas, atajos al éxito, caminos hacia la felicidad. Nos ofrecen respuestas empaquetadas, soluciones instantáneas, promesas de cambio en pocos días. Nos dicen que, si seguimos ciertos pasos y consejos, llegaremos pronto a donde queremos estar. Pero la vida no es un problema matemático con una única solución. No es una receta donde cada ingrediente nos garantice el resultado perfecto. La vida es un constante ensayo y error , un ir y venir entre aciertos y equivocaciones, una búsqueda que nunca termina porque cada día nos enfrenta con nuevas preguntas, con nuevos desafíos, con nuevas versiones de nosotros mismos. Nos llenan de certezas prestadas, de métodos infalibles, de guías que prometen llevarnos al destino sin desvíos ni contratiempos. Pero cuando el día se desliza incierto, cuando el camino se quiebra en direcciones inesperadas, cuando la vida se sacude impredecible, sentimos el vacío de lo que nunca fue nuestro. Nos damos cuenta de...

EL VALOR DE PERMANECER

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Nos enseñan a soltar como si fuera el único camino, como si desprenderse fuera sinónimo de sanar, como si el amor verdadero no conociera de grietas ni de días difíciles. Nos repiten que hay que dejar ir lo que pesa, que lo que se va es porque nunca fue nuestro, que hay que aprender a caminar sin mirar atrás. No se trata de ver si algo nos pertenece, o no, simplemente es tomar conciencia de que es lo que nos importa y estamos dispuestos a defender, a luchar porque es parte fundamental de nuestros días. Y sí, a veces soltar es imprescindible. Otras, marcharse es el acto de amor más grande que podemos ofrecer. Pero ¿qué hay de quedarse? ¿Qué hay de reparar con paciencia , de cuidar con ternura, de sostener con manos firmes lo que aún palpita? Nos han enseñado a huir al primer tropiezo, a tomar el camino fácil del abandono en lugar del difícil arte de la permanencia . Se nos olvida que no todo lo roto merece ser desechado, que algunas cosas no necesitan ser reemplazadas, sino restauradas...

ENSANCHAR LA VIDA

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No se trata de contar los días, sino de hacerlos inmensos, como un cielo que dilata el amanecer. De nada sirve prolongar el tiempo si lo atravesamos con prisas, con la mirada perdida en un mañana que siempre parece lejano. Ensanchar la vida es otra cosa: es desplegar el instante, sentir cómo cada momento se vuelve ancho, hondo e infinito. Ensanchar la vida es llenarla de presencias, de esos pequeños placeres que se posan en el alma como un rocío suave. Es dejar de esperar el momento perfecto para vivir, y darnos cuenta de que el ahora es la única certeza. Es atreverse a oler la tierra mojada tras la lluvia, a saborear sin culpa el dulce de la tarde, a detenerse en medio del camino solo para ver cómo el viento baila entre los árboles . Cuando ensanchamos el presente, el tiempo deja de ser un río que huye y se convierte en un lago sereno donde todo cabe: el asombro de una risa, el calor de un abrazo, la música de una palabra dicha a tiempo. Es entonces cuando entendemos que no se t...
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Hay una casa en la memoria del corazón, donde las puertas nunca se cierran del todo. Es un lugar invisible para los ojos, pero tan real como el peso de un abrazo. Allí habitan los días que olvidaste agradecer, los momentos que no entendiste a tiempo, y los sentimientos que alguna vez te desbordaron como un río enloquecido. Entrás a la casa sin saber cómo llegaste. El aire está cargado de historias que se entrelazan como ramas. Las puertas se alzan frente a vos, imponentes, cada una con un color distinto, con un olor que no sabes si temer o amar. Pero no hay vuelta atrás. La primera puerta, roja y brillante, te conduce al enojo. Allí estás, lanzando palabras como piedras. El calor de la ira te envuelve, y te ves ardiendo en un fuego que no quema al otro, sino a vos mismo. Pero al mirar más de cerca, el enojo tiene una cara: el miedo. Miedo a no ser suficiente, a no ser visto, a no ser amado. Y entonces entendés: el enojo era un grito que pedía ayuda. Sigues adelante, y una puerta ...

EL JAZMÍN DE LOS VERANOS ETERNOS

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Aquella Navidad llegó anticipada, como si diciembre hubiera decidido adelantarse para regalarnos el último verano de la infancia. La casa de la abuela estaba rodeada de jazmines ; era imposible caminar por el jardín sin oler su perfume. Dulce y persistente, parecía envolverlo todo: las tardes de juegos, las noches bajo las estrellas, el sonido lejano del mar y las risas inconfundibles de quienes ya no están. Mi abuela decía que el jazmín tenía memoria. Según ella, cada flor guardaba un momento, y cuando el viento pasaba entre sus ramas soltaba fragmentos de historias. Me reí, pero en silencio, porque a veces sentía que tenía razón. Había algo en ese aroma que te llevaba a lugares que no sabías que habías visitado, a tiempos en los que no recordabas haber vivido. Ese verano, la abuela decidió que la Navidad debía celebrarse al aire libre , bajo un cielo despejado y con la brisa del mar como invitada de honor. "La noche será blanca como el jazmín", dijo mientras colocaba farole...

¿CÓMO ESTÁS?

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  Una pregunta tan común y simple, que flota en cada esquina de nuestras conversaciones. La decimos sin pensar, es un reflejo del saludo cotidiano, una cortesía automática. Pero ¿cuántas veces la respondemos con la verdad desnuda, sin adornos ni máscaras? ¿Qué nos impide entregarnos a la sinceridad? Quizás la respuesta esté en el vínculo que tengamos con el otro, con la profundidad o superficialidad de la relación. O tal vez sea más una cuestión de valentía, de lanzarse al vacío de confesar lo que de verdad se agita en nuestro interior. Es curioso, podemos hablar con soltura sobre lo que fuimos o seremos, sobre quiénes creemos ser, pero el presente, este exacto momento, por lo general se vuelve difuso. Nos perdemos en el constante ir y venir entre el ayer y el mañana, olvidando que estamos aquí, justo ahora. Tal vez tememos a lo que nos depara el futuro. Nos quedamos atrapados en esa preocupación constante por lo que vendrá, incapaces de disfrutar del instante que tenemos ent...