El AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA LO ACOMPAÑA
Beso: Gustav Klimt Emilie Flögue junto a Klimt |
Dicen que el amor es ciego y la locura lo acompaña, así andan por el mundo caminando de la mano sin detenerse a pensar qué dirán cuando los vean pasar abrazados, tomados de la cintura, entrelazando sus emociones. Quizás generen celos a todos aquellos que al intentar copiar su estilo no lo logren, porque no hay como su andar genuino.
En una suerte de lazarillo la locura acompaña al amor para rendirle homenaje en forma permanente, mientras el amor deslumbrado, seducido por la locura, se sube con ella a la alfombra mágica de los sentidos. Así se aventuran sin demasiadas preocupaciones, dispuestos a disfrutar del camino, a sorprenderse sin reparos ni restricciones, para volar libres como dos pájaros que se pierden en la lejanía.
Extasiados se esfuman entre los sabores de la naturaleza,
entre las texturas suaves y escurridizas de las noches en las que los fuegos se
desatan a la luz de la luna. Llamas laberínticas encienden sus sudores tibios,
mientras sus deseos palpitan sin prejuicios para saciarse en las oscuras
lejanías, remotas y perplejas.
Tormentosos parecen dibujarse los senderos que les esperan,
pero no les importa continúan con fe y entusiasmo, con la pasión encendida en
los labios, se sumergen en las aguas saladas y turbulentas, mientras los atardeceres
los refugian y los perfuman con sus notas perladas.
Andrea Calvete