Bendigo tu tiempo,
tu templanza es oro.
Tus ojos muy quietos
acunan descalzos,
tu sabiduría,
tu humilde vocablo.
Brotan pensamientos,
profundos e intensos.
Tu inmensa
paciencia
lo ilumina todo.
Meditas y esperas ,
al justo momento.
Alojas contigo
la llave
maestra ,
tras la que se corre
una vida entera.