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VESTIRSE DE BUEN HUMOR

El buen humor constituye una de las prendas de vestir más costosas y buscadas, al alcance de todos y con beneficios innumerables. Nos dispone a asociar situaciones agradables, a adoptar una actitud positiva ante la vida. Un alimento para el alma, que la nutre y fortalece ante las distintas alternativas que se presentan a diario.

Tenemos distintas opciones a la hora de empezar el día, pero nos favorecerá echar mano al buen humor, a un sentido positivo, que haga de este camino un lugar agradable, donde cada desafío se convierta en un emprendimiento cargado de energía, alegría y entusiasmo. La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano, y nos une en contacto fraterno con quienes nos rodean. No hay nada más lindo, sincero y simpático que perderse en la risa, ese rato nos inunda de alegría y de placer.

El humor es tener la capacidad de tratar a la ligera aquello que no lo es, de forma de quitar gravedad o peso. Del mismo modo, el poder mirar con otro rigor las situaciones pasajeras conlleva a realizar un profundo trabajo crítico.Viene de la mano de la autocrítica, y es maravilloso poderse reír de uno mismo, es un reflejo de flexibilidad y apertura. Los seres humanos tendemos a cerrar muchas veces los ojos, y miramos tan sólo lo que queremos ver, en definitiva sometiéndonos a un mundo acotado, sin demasiadas posibilidades, no más que las que nuestra propia inflexibilidad nos permite.

Sinónimo de inteligencia, el humor no sólo es divertido sino que lleva al éxito en la vida. La risa es un instrumento que colabora día a día a mantener el buen humor, y que nos otorga salud física y mental. En definitiva es un gran analgésico.

Y aunque la risa forma parte de ese buen sentido del humor, no es el único factor determinante, también deberán estar presentes la buena disposición, la energía, el dinamismo, la solidaridad, el compañerismo, la bondad y la gratitud, para que al convivir con nuestros semejantes sea posible un trato cordial y armónico.

Las personas alegres, enérgicas y entusiastas, irradian en su rostro un imán contagioso que nos carga de positivismo, de ganas de hacer, de energía vital para efectuar nuestras tareas diarias.

La rutina sin humor se hace tediosa, abrumadora, pesada, donde parece que el ambiente se carga de una atmósfera viciada, por eso es necesario ventilar y abrir todas las ventanas para que el aire se purifique. Oxigenados ya, es hora de vestirnos con esa hermosa prenda, que no es costosa, ni sofisticada, por el contrario es sencilla y campechana, recibe el nombre de buen humor.

Cuando existe el sentido del humor, surge también el chiste, una inyección contagiosa en el diario vivir, que nos carga de vitalidad, dinamismo y alegría.El chiste forma parte de nuestra naturaleza humana, mejora el pensamiento, lo fortalece, así como también nos produce placer, nos permite liberar instintos y tendencias de la vida anímica. De esta forma, detrás de los chistes surge el sentido y el desatino, el desconocimiento el esclarecimiento, y de esta serie de controversias se manifiesta algo oculto y escondido que es lo que realmente nos provoca risa. Para su realización se pueden condesar palabras, emplear el doble sentido, pero siempre apostando a la tendencia de ahorro como carácter fundamental del chiste. A través de un pensamiento normal, o través del contrasentido, depende de la reacción que despierta en el oyente. Algunos tienen voces en sí mismos sin fin y no se hayan al servicio de una intención, en cambio cuando sí lo hacen se convierten en tendenciosos.Más allá de la producción del placer, es un factor de poder psíquico donde los grandes instintos y las tendencias de la vida anímica lo toman al servicio de sus fines. Un excelente medio, para extraer placer de los procesos psíquicos, pero no todas las personas se encuentran igualmente capacitadas para servirse de ellos.

A través del humor, se puede hacer una fuerte crítica a la realidad, así lo han hecho Quino y Fontanarrosa, dos ejemplos en el mundo gráfico, donde detrás de cada sonrisa siempre hubo un intento o búsqueda por la reflexión y el cuestionamiento sobre la actualidad, el mundo en que vivimos y nuestras grandes fallas.

De este modo, vestidos de buen humor, las horas se harán más gratas, las tareas más sencillas, y las obligaciones menos tediosas. Pero, a pesar de ser una prenda muy económica y al alcance de todos, es importante dejar de lado los sentimientos que nos amargan, angustian, enojan, que generan odio o rencor. Es imprescindible despojarnos del bagaje negativo, porque si les damos paso, entonces la alegría, la risa, el entusiasmo, la energía y el dinamismo, quedaran ocultos, sin posibilidad de salir a la escena.

Hay infinidad de motivos para vestirnos de buen humor, para incorporar una alta dosis de alegría, risa y endorfinas, de modo de hacer de cada día un día especial y único, para que permanezca en nosotros la sensación de bienestar y placer.

Andrea Calvete

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