EN MEDIO DEL INVIERNO DESCUBRIR UN VERANO INVENCIBLE
La mente un pequeño receptáculo que puede cambiar nuestro accionar y porvenir, pero a la que muchas veces no le damos la importancia que merece, la miramos de reojo y permitimos que nuestros condicionamientos afecten como vemos la realidad. Así que si nos abrimos a los sí puedo, quizás salgamos del invierno para alojarnos en el verano de las posibilidades.
Para entrar en el mundo de las posibilidades debemos primero pasar por el de las imposibilidades, porque sólo intentando eso que parece imposible nos aproximamos a lo posible. Generalmente, nos caemos y lastimamos muchas veces antes de lograrlo, pero lo importante es encaminarnos hacia donde creemos está esa oportunidad.
Tener ilusión, ser entusiasta, pro activo, positivo, no son sólo palabras o posicionamientos, tiene que ver con un funcionamiento científico y biológico que se da en nuestro cuerpo que hace que enfermemos menos, que levantemos nuestro sistema inmunitario, y nos sintamos mejor. Es una cuestión de actitud. Esto tan simple fue demostrado por Ramón y Cajal premio Nobel de Medicina reconocido por su trabajo neurológico que descubrió que si salimos de nuestra zona de confort aumentan nuestras espinas dentríticas, por lo que se conectan más neuronas y nos convertimos en personas más inteligentes.
Cuando uno tiene ilusión, entusiasmo, es decir que nos atrevemos a hacer, a probar, nos sentimos motivados y entonces comienza este proceso que les decía en el que nuestras células madres se convierten en neuronas. De esta forma, un hábito requiere tan sólo 21 días. Por lo tanto, reinventarse es una mera actividad física, que depende de nosotros de permitir dejarnos acompañar por la ilusión, la creatividad, la esperanza, y como les decía al principio del si puedo, o por lo menos lo voy a intentar, pero confiado, dejando las culpas, la desesperanza y la angustia de lado.
No es sencillo, borrar todo lo que nos preocupa, desestabiliza o aqueja, pero si no lo hacemos nos dejamos ganar por los no, y caemos en esa mirada en la que sentimos que todos son enemigos que nos acechan, en el que escasas posibilidades tenemos de competir. Sin embargo, esto también tiene que ver con nuestra mente, en como vemos o percibimos el mundo que nos rodea, si nos sentimos inseguros rodeados de enemigos, en un mundo con escasez y finito de oportunidades.
Sin embargo, cuando cambiamos el chip y vemos que vivimos en un universo virtuoso, lleno de posibilidades, donde los demás no son nuestros enemigos sino sanos competidores de los cuales podemos aprender mucho y compartir entonces cambia nuestra actitud de vida y también las oportunidades de ser y realizarnos.
No podemos vivir con mentalidad de escasez, porque eso activa en nosotros el instinto de supervivencia, activa la envidia, los celos, la avaricia, la preocupación angustia, la ira y el miedo, todos malos compañeros de viaje que lo único que hacen es corroer nuestra vida. La mente es un pequeño receptáculo es importante saberla usar descubriendo que somos capaces de mucho más de lo que imaginamos, tan capaces como en medio del invierno descubrir un verano invencible.
Para entrar en el mundo de las posibilidades debemos primero pasar por el de las imposibilidades, porque sólo intentando eso que parece imposible nos aproximamos a lo posible. Generalmente, nos caemos y lastimamos muchas veces antes de lograrlo, pero lo importante es encaminarnos hacia donde creemos está esa oportunidad.
Tener ilusión, ser entusiasta, pro activo, positivo, no son sólo palabras o posicionamientos, tiene que ver con un funcionamiento científico y biológico que se da en nuestro cuerpo que hace que enfermemos menos, que levantemos nuestro sistema inmunitario, y nos sintamos mejor. Es una cuestión de actitud. Esto tan simple fue demostrado por Ramón y Cajal premio Nobel de Medicina reconocido por su trabajo neurológico que descubrió que si salimos de nuestra zona de confort aumentan nuestras espinas dentríticas, por lo que se conectan más neuronas y nos convertimos en personas más inteligentes.
Cuando uno tiene ilusión, entusiasmo, es decir que nos atrevemos a hacer, a probar, nos sentimos motivados y entonces comienza este proceso que les decía en el que nuestras células madres se convierten en neuronas. De esta forma, un hábito requiere tan sólo 21 días. Por lo tanto, reinventarse es una mera actividad física, que depende de nosotros de permitir dejarnos acompañar por la ilusión, la creatividad, la esperanza, y como les decía al principio del si puedo, o por lo menos lo voy a intentar, pero confiado, dejando las culpas, la desesperanza y la angustia de lado.
No es sencillo, borrar todo lo que nos preocupa, desestabiliza o aqueja, pero si no lo hacemos nos dejamos ganar por los no, y caemos en esa mirada en la que sentimos que todos son enemigos que nos acechan, en el que escasas posibilidades tenemos de competir. Sin embargo, esto también tiene que ver con nuestra mente, en como vemos o percibimos el mundo que nos rodea, si nos sentimos inseguros rodeados de enemigos, en un mundo con escasez y finito de oportunidades.
Sin embargo, cuando cambiamos el chip y vemos que vivimos en un universo virtuoso, lleno de posibilidades, donde los demás no son nuestros enemigos sino sanos competidores de los cuales podemos aprender mucho y compartir entonces cambia nuestra actitud de vida y también las oportunidades de ser y realizarnos.
No podemos vivir con mentalidad de escasez, porque eso activa en nosotros el instinto de supervivencia, activa la envidia, los celos, la avaricia, la preocupación angustia, la ira y el miedo, todos malos compañeros de viaje que lo único que hacen es corroer nuestra vida. La mente es un pequeño receptáculo es importante saberla usar descubriendo que somos capaces de mucho más de lo que imaginamos, tan capaces como en medio del invierno descubrir un verano invencible.
Andrea Calvete