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PAREJAS DESPAREJAS

Dicen que cada pareja es mundo, y no deja de ser cierto, cada cual tiene sus reglas, sus parámetros , y no siempre desde afuera logramos comprenderlos, por eso en problemas de pareja es aconsejable escuchar, pero en lo posible no intervenir.

Generalmente, cuando uno observa una pareja instantáneamente surge en forma casi inconsciente decir: “Qué buena pareja que hacen, son tal para cual, son el día y la noche, o qué pareja despareja…” Lo cierto es que cuando pasan por nuestra cabeza estas ideas si bien pueden ser acertadas, también pueden estar muy lejos de la realidad que esas dos personas transitan, porque no todo es oro lo que reluce, ni todo es tal cual se muestra o se ve, el entramado es mucho más complejo.

El otro día mirando una serie francesa Ten Percent en Netflix , me llamó mucho la atención algo que dijo Matías uno de sus protagonistas: “Después de tres años se puede hablar de pareja, antes es una comedia romántica”. Al principio me hizo sonreír, pero luego me puse a analizar estas palabras, y no deja de tener razón los primeros años llenos de pasión, entusiasmo parece que todo es posible, pero con el correr del tiempo se va apagando esa efervescencia y surgen otros nexos que se van tejiendo día a día de forma que esa pareja se hace más sólida desde diferentes ángulos.

Posiblemente, esas “parejas desparejas” así catalogadas sean las que funcionan mejor, porque se complementan, porque encuentran eso en la otra persona que les seduce, que les atrapa, que los identifica, que los hace sentir mejor en su día a día.

Dicen que el amor todo lo puede, y lo cantaban The Beatles, All you need is love - Todo lo que necesitas es amor- , aunque algunas personas dispuestas a no perder esta oportunidad se aferran a la primera relación que se les cruza, sin analizar si realmente vale la pena embarcarse en ese proyecto.

Habitualmente las personas se ven atraídas por el atractivo físico, el nivel intelectual, la inteligencia. Por su parte, el nivel educativo, social y económico también suelen ser de peso en determinadas circunstancias. El tema de la edad con los años ha ido cambiando, a lo largo de la historia que el hombre fuera diez o más años mayor, no era ningún impedimento, pero si la mujer era mayor que el hombre entonces no se veía con buenos ojos. Sin embargo, gradualmente esto ha ido variando y ya vemos parejas heterosexuales y homosexuales que se llevan unos cuantos años y no se ve con tanto reparo, igual no falta quien etiqueta, ridiculiza o habla por hablar.

Hablan por hablar, aquí me quisiera detener, porque desde afuera es fácil hablar, ver, apuntar defectos o virtudes, opinar, pero ninguno de los que está allí opinando, se encuentra detrás de las puertas en el día a día para ver la verdadera cocina que se da en ese diario vivir de esa pareja, que tendrá sus pactos, sus acuerdos, sus normas de convivencia, sus valores y su forma de encarar la relación, como diría el Negro Jefe, “los de afuera son de palo”.

Hoy por hoy, cada vez las parejas duran menos años, producto de esta inmediatez en la que todo debe resolverse rápidamente, donde todo es cambiable cuando no sirve, donde hay poco aguante para las frustraciones y los problemas, y donde no queda tiempo para la queja, el reclamo, todo hay que solucionarlo rápidamente para seguir en marcha. Esta es un poco la psicología de este siglo XXI, lo cual no quiere decir que haya casos en lo que la separación no esté más que justificada, porque no se entienden, porque dejaron de quererse… o por las razones que ameriten esa ruptura.

También es común ver relaciones enfermizas, en las que una de las partes se cree dueña de la otra, y que puede controlar cada paso o acto de su vida, y allí lamentablemente comienzan a sucederse esos nexos tóxicos que nos son nada bueno para ninguna de las partes ni tampoco para los seres que los rodean.

De regreso al comienzo, cada pareja es mundo, parejas o desparejas, me inclino más a desparejas porque la forma de emparejar se logra día a día con mucho sacrificio, con mucho trabajo de ambas partes por mantener ese equilibrio esa relación en la que cada parte siga siendo él sin perder su identidad y su autenticidad.


Andrea Calvete



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