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GESTOS CON TERNURA

Crédito: Annie Spratt- Unsplash
La ternura depositada en cada gesto revela la delicadeza de cada alma. Así quien nos despierta con un gesto ese ser dormido o escondido, es porque con su proceder nos ha regalado la esperanza a punto de desvanecerse, pero aún viva y expectante de ser rescatada.

En el mundo de posibilidades infinitas, parecen desvanecerse esos gestos que son primordiales a la hora de sentirnos queridos, necesarios, estimados o apreciados por un semejante. Y en la medida que se esfuman nos sentimos cada vez más solos y distantes.

Un gesto es un acto que puede tener varias lecturas, pero más allá de ellas el mensaje que en sí encierra puede ser fundamental y decisivo para el que lo recibe.

Pueden ser pequeños gestos, como dejar pasar a alguien en la fila del ómnibus, dar el asiento a una persona, decir buenos días al entrar en un espacio público o privado, tomarnos ese tiempo para escuchar a alguien, o simplemente enviar un mensaje porque nos interesa lo que le sucede… y así podría continuar, con un listado enorme de pequeños gestos, que en realidad no parecen de gran relevancia, pero llegan a serlo cuando vemos que cada vez son más escasos y necesarios.

El tema de la escasez me animaría a decir que vivimos corriendo ensimismados, absortos, imbuidos en sinfín de cosas, no es justificación suficiente pero sí pertinente. Quizás, nadie se haya parado frente a nosotros y nos hayas dicho: “Te veo cambiado, antes eras más atento, más preocupado por los demás, te veo distraído, perturbado, corriendo detrás de lo tuyo sin mirar a los costados”.

En cuanto a la necesidad de estos gestos, aquí me quiero detener unos instantes. ¿A quién no le ha cambiado el día el gesto de alguna persona que atentamente ha reparado en algo que precisaba? Y por más pequeño que haya sido ese gesto, nos ha cambiado la cara, el humor, y las ganas de copiar ese acto que nos ha alegrado el día. ¿Por qué algo tan simple nos ilumina, nos alegra, nos entusiasma? Porque cuando uno siente que le importa por el motivo que sea a otra persona, eso nos hace sentir de otra forma, nos abre los sentidos y nos cambia la mirada hacia ese mundo que parece indiferente a todo.

La ternura depositada en cada gesto revela la delicadeza de cada alma. En sí cada gesto se construye de una pizca de solidaridad, de empatía, de calidez, de apoyo, de comprensión, en definitiva de esa mágica ternura esparcida como por arte de magia. Así quien nos despierta con un gesto ese ser dormido o escondido, es porque con su proceder nos ha regalado la esperanza a punto de desvanecerse pero aún viva y expectante de ser rescatada.

Andrea Calvete
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