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¿EXISTEN LOS FANTASMAS?


Es fascinante cómo la idea de los fantasmas tiene un poderoso efecto sobre nuestras emociones y pensamientos, aunque muchos la descarten como meras invenciones. Permíteme sumergirme en este relato y explorar los matices de esos sentimientos tan universales. Y aunque dicen que los fantasmas no existen, que son creencias o fabulaciones de la mente, intentaré acercarlos a los más comunes y cercanos.

Como habrán leído o escuchado los fantasmas suelen aparecer comúnmente en las noches, momento en que la niebla y las sombras son poderosos aliados para crear el ámbito perfecto para que cualquier sonido se convierta en un auténtico crujir fantasmal. Bajo la ausencia de la luz los temores más profundos se manifiestan, las ausencias ahogan el pecho y los pensamientos suelen distorsionarse.

En las noches de luna llena cuenta la leyenda que los lobizones andan al acecho, pero lo cierto es que la energía de la luna incide en muchos aspectos de la vida, así cuando los sueños se convierten en pesadillas, o las noches se transforman en largas horas de insomnio, se podría decir que nos visita el fantasma del miedo, de la incertidumbre o del pasado que intenta tomarnos y detenernos la marcha.

Pero también a la luz del día las situaciones se tornan temibles, por ejemplo, en los momentos en que las decisiones son tan necesarias como el aire suele aparecer el fantasma del temor, de la indecisión, para hacernos dudar hasta de nuestra propia sombra.

Luego de varios fracasos o desengaños el fantasma del descreimiento nos peina con suavidad y nos arregla las ideas hasta lograr que dudemos de todo lo que nos rodea.

Y ni que hablar después de mucho tiempo de no parar y andar sin descanso, el fantasma del cansancio nos nubla las ideas, y ya no tenemos claridad alguna, la certeza se escapa y el agotamiento se hace inminente.

Cansados de confiar y que nada salga como esperábamos, de pronto sentimos que ya no confiamos ni en nosotros mismos, entonces el fantasma de la desconfianza nos abraza con suavidad y nos hace sentir los seres más desdichados de la faz de la tierra.

Cuando la mentira toca a nuestra puerta o el engaño nos invade, poco lugar queda para volver a confiar en algo o en alguien, es como si la esperanza de que hay un posible se diluyera en el mar de las dudas y el temor, es en este momento que el fantasma del engaño nos empuja a sentir que ya nada es posible.

Ni que hablar que, si al mirar la vereda del vecino vemos su sombra más fresca y confortable, no cabe duda de que el fantasma de la envidia ha llegado para acompañar nuestros días, de esta forma nunca lograremos sentirnos satisfechos con nada ni nadie.

Existen infinidad de fantasmas que pueden ensombrecer nuestro camino, creados por nuestra mente o por quienes nos rodean, la única forma de vencerlos es a través de la fortaleza personal, y de no dejar de confiar en lo que realmente anhelamos o soñamos, así como de defender nuestros ideales contra cualquier tipo de fantasma o impedimento, porque una persona segura de si misma es capaz de pararse aún en los peores momentos para continuar de la mejor manera.

Andrea Calvete

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