EL CAMINO DEL AGUA
Es tiempo de caminar por el agua, de sentir su frescura, su energía vital, somos con ella y vivimos por ella. Como elemento esencial de vida, cotiza en la bolsa de Wall Street, ¡qué gran paradoja!, lo que llegamos a ver, cada día no dejamos de sorprendernos con esa competencia desmedida por poseer más y más, en el que un elemento esencial, un derecho de vida se ha convertido en un bien de mercado. Pero ha llegado la Era de Acuario, y cambiarán los parámetros de vida y poco quedará si no estamos dispuestos a parar y a oír, a interpretar lo que está pasando.
En sus distintas formas de manifestarse, el agua suele ser milagrosa, tiene el poder de saciar nuestra sed, de refrescar nuestro cuerpo y estabilizar nuestra energía. Es un símbolo de vida, capaz de purificar y sanar a quien esté dispuesto a dejarse salpicar por unas gotas o pretenda sumergirse en ella.
Diciembre finaliza con un gran evento astrológico, en el que se conjugan Júpiter y Saturno para dar comienzo a la Era de Acuario, una era en la que se producirán cambios y tenemos que abrirnos a ellos.
El planeta regente de la energía de Acuario es Urano y fue descubierto en el año 1781. Así seres creativos y muy sensibles percibieron su energía, tal como el caso de Mozart en 1756 y de Francis Bacon en 1561. Si corremos a través de la historia la energía de Acuario se vio manifestada en el despliegue de la Revolución Industrial, a partir de 1750, y muy especialmente en La Revolución Francesa (1789) con sus ideales acuarianos de libertad, fraternidad e igualdad.
La Era de Acuario nos invitará a ver más allá de la dualidad, las polaridades para concentrarnos en lo colectivo, grupal, para gestionar las diferencias desde singularidades que nos caracterizan y distinguen. Es tiempo de sentirnos parte de nuestra humanidad, protagonistas y partícipes de los cambios, responsables y seguros, confiados y pacientes, serenos y ecuánimes, y sobre todo vivir en clave de nosotros. Esta nueva era nos pone por delante un trabajo mancomunado, sin pausas, con esfuerzo constante y dinámico. El agua el bien más preciado ya escasea en el mundo, y deberemos cuidarlo porque lo que nos espera con su escasez no es nada alentador.
Es tiempo de caminar por el agua, de sentir su frescura, su energía vital, somos con ella y vivimos por ella. Y si los remonto a sus orígenes, todos hemos navegado en el vientre maternos entre 8 y 9 meses sintiéndonos sumamente confortables.
Los cambios ya han comenzado, está en cada uno de nosotros enfrentarlos mirando en colectivo o en forma individual, de ello dependerá si sentimos el poder del agua o simplemente la bebemos para sobrevivir. El camino del agua una ruta a descubrir.
En un tiempo lejano, un hombre vio que el agua de su pueblo comenzaba a desaparecer de los pozos que alimentaban la ciudad, entonces llegó la enfermedad, y las pasiones humanas se exacerbaron peleando por una gota de agua, hambre, desolación y miseria se hicieron presentes. Mientras todo este desastre ocurría, un pequeño niño observaba desde el jardín de su casa sin entender como en lugar de buscar una solución al problema, cada vez se enfrentaban más y más unos con otros.
El pequeño jugaba tranquilamente, en su cara no se había desdibujado la alegría. Su madre sorprendida le preguntó: - ¿Cómo puedes jugar tan contento viendo el problema que tenemos hijo mío?
El niño permaneció callado mirando a su madre unos segundos y con los ojos llenos de amor le dijo: -El problema no es el agua, ella está en los manantiales, en los ríos es cuestión de que la hagan llegar hasta aquí. Mientras el odio y la avaricia los invada, la aridez y la amargura permanecerán el pueblo.
Su madre no entendía como un niño tan pequeño había podido ver con tanta claridad el problema. Pasados unos minutos pensó- no en vano lo hemos llamado Ángel- y miró al cielo agradecida, sabía que en aquel mensaje había esperanza.
En sus distintas formas de manifestarse, el agua suele ser milagrosa, tiene el poder de saciar nuestra sed, de refrescar nuestro cuerpo y estabilizar nuestra energía. Es un símbolo de vida, capaz de purificar y sanar a quien esté dispuesto a dejarse salpicar por unas gotas o pretenda sumergirse en ella.
Diciembre finaliza con un gran evento astrológico, en el que se conjugan Júpiter y Saturno para dar comienzo a la Era de Acuario, una era en la que se producirán cambios y tenemos que abrirnos a ellos.
El planeta regente de la energía de Acuario es Urano y fue descubierto en el año 1781. Así seres creativos y muy sensibles percibieron su energía, tal como el caso de Mozart en 1756 y de Francis Bacon en 1561. Si corremos a través de la historia la energía de Acuario se vio manifestada en el despliegue de la Revolución Industrial, a partir de 1750, y muy especialmente en La Revolución Francesa (1789) con sus ideales acuarianos de libertad, fraternidad e igualdad.
La Era de Acuario nos invitará a ver más allá de la dualidad, las polaridades para concentrarnos en lo colectivo, grupal, para gestionar las diferencias desde singularidades que nos caracterizan y distinguen. Es tiempo de sentirnos parte de nuestra humanidad, protagonistas y partícipes de los cambios, responsables y seguros, confiados y pacientes, serenos y ecuánimes, y sobre todo vivir en clave de nosotros. Esta nueva era nos pone por delante un trabajo mancomunado, sin pausas, con esfuerzo constante y dinámico. El agua el bien más preciado ya escasea en el mundo, y deberemos cuidarlo porque lo que nos espera con su escasez no es nada alentador.
Es tiempo de caminar por el agua, de sentir su frescura, su energía vital, somos con ella y vivimos por ella. Y si los remonto a sus orígenes, todos hemos navegado en el vientre maternos entre 8 y 9 meses sintiéndonos sumamente confortables.
Los cambios ya han comenzado, está en cada uno de nosotros enfrentarlos mirando en colectivo o en forma individual, de ello dependerá si sentimos el poder del agua o simplemente la bebemos para sobrevivir. El camino del agua una ruta a descubrir.
En un tiempo lejano, un hombre vio que el agua de su pueblo comenzaba a desaparecer de los pozos que alimentaban la ciudad, entonces llegó la enfermedad, y las pasiones humanas se exacerbaron peleando por una gota de agua, hambre, desolación y miseria se hicieron presentes. Mientras todo este desastre ocurría, un pequeño niño observaba desde el jardín de su casa sin entender como en lugar de buscar una solución al problema, cada vez se enfrentaban más y más unos con otros.
El pequeño jugaba tranquilamente, en su cara no se había desdibujado la alegría. Su madre sorprendida le preguntó: - ¿Cómo puedes jugar tan contento viendo el problema que tenemos hijo mío?
El niño permaneció callado mirando a su madre unos segundos y con los ojos llenos de amor le dijo: -El problema no es el agua, ella está en los manantiales, en los ríos es cuestión de que la hagan llegar hasta aquí. Mientras el odio y la avaricia los invada, la aridez y la amargura permanecerán el pueblo.
Su madre no entendía como un niño tan pequeño había podido ver con tanta claridad el problema. Pasados unos minutos pensó- no en vano lo hemos llamado Ángel- y miró al cielo agradecida, sabía que en aquel mensaje había esperanza.
Andrea Calvete