LEALTAD SE VE AMENAZADA
Por Andrea Calvete
La lealtad es una virtud, e implica un compromiso con las
creencias, los ideales y con las personas cercanas. Con frecuencia se ve
amenazada por distintos factores que hacen que pronto se desvanezca. Está
íntimamente ligada al carácter de una persona y a sus valores.
Pero muchas veces los animales suelen ser más leales que los
propios seres humanos, es muy dura esta afirmación, pero lamentablemente algunas personas se han visto corrompidas, por la ambición desmedida, el poder y el
llegar a más sin límites.
Cuando los límites se desdibujan, difícilmente los valores
personales puedan primar en la vida, y así caminar sin rumbo para donde sopla
el viento, será lo más común.
Los factores que han incidido en su contra son muchos: la
competitividad feroz, el egoísmo, la vanidad, los engaños, la falta de
comunicación y de su mano el escaso
tiempo, que conllevan a malos entendidos, a errores que son
irremediables. De esto modo, estos
factores se soslayan ocupando espacios de vital importancia en la vida, y
quitan por momentos una visión acertada, sosegada y precisa de dónde permanecer
parados, perdiendo así estabilidad y rumbo.
Mas según expresa Shakespeare “la lealtad tiene un corazón
tranquilo”, este concepto es realmente cierto pues quien actúa fiel a lo que
sostiene y con lo que se ha comprometido, entonces vivirá en paz, sin culpas,
sin miedos, sin persecuciones posibles, independientemente de que aparezcan a
nivel consciente o inconsciente.
Dickens sostiene que “los caminos de la lealtad son siempre
rectos”, pues ser leal a alguien significa ir de frente, sin tapujos, sin
rodeos, simplemente de frente aunque sea con la verdad más cruda.
Finalmente debemos reconocer que no somos máquinas, sino
personas y cómo tales solemos equivocarnos, tomar decisiones erradas, confundir
el rumbo, lo importante es ser
suficientemente autocríticos y reconocer cuando hemos fallado, primero
ante nosotros mismos y luego con los demás, esa es la primera prueba de lealtad.