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ACARAMELADO EL POP

Como la magdalena de Proust ciertos alimentos suelen ser esos disparadores en nuestro cerebro de emociones, recuerdos y sentimientos. Hoy me referiré a las palomitas de maíz dulce o más conocido como el pop acaramelado, testigo de la infancia y del camino de la vida

Mi primer recuerdo me sitúa en el Parque Rodó, en las tardes de invierno de vacaciones de julio junto a mis padres y mi hermano y algún amigo de turno que siempre ampliaba la familia. El olor a pop recién hecho y el de garrapiñada eran infaltables en esa tarde llena de emoción y alegría. La voz del vendedor de pop surgía entre el murmullo de la gente como un encantador de serpientes que llegaba acompañada de un exquisito aroma : “Pop acaramelado el pop”

Se formaban largas colas, hasta que lográbamos subir dos o tres minutos a cada juego. Para un niño una cola normal puede parecer eterna, no sé dimensionar hasta altura si era tan larga o era la ansiedad por subir a los juegos. Era un día de fiesta, nos aprontábamos con nuestras mejores ropas y el día antes comenzábamos a diagramar cómo sería la tarde, evidentemente la antesala venía aderezada con alegría y fantasía propias de la niñez.

Otra salida que desde la niñez a estos días que está vinculad al pop es el cine, la sala a oscuras y el sonido del crujir del pop es algo que uno a esta altura uno lo tiene asociado con la alegría del cine. Si me refiero a la niñez no puedo olvidar las tardes de matinés tres películas continuadas, una fiesta en momentos en que la televisión no brindaba las oportunidades de hoy. Aunque de mayor si bien me entusiasma mucho la ida al cine, sólo lo hago cuando una película promete gustarme, ya sea por los actores, argumento, director… pero no es ir por ir, apuesto a pasar un momento que pueda disfrutar y llevarme algo en compañía de un pop acaramelado de buen tamaño.

Las palomitas de maíz me traen tantos recuerdos, además de que su sabor es muy agradable, me lleva a viajar por la infancia, la juventud hasta llegar a la actualidad. Indudablemente un viaje relacionado con el disfrute de la buena compañía, de la diversión y el entretenimiento, y en el cultivo del conocimiento y aprendizaje.

Me encanta el pop acaramelado, más allá de estos gratos recuerdos, que evidentemente son indisociables a esta altura del camino.

Tibio recién hecho el pop está pronto para ser consumido, el caramelo entre los granos se desliza le da color y un aroma avainillado irresistible, pronto para que mi mano llena de emoción lo lleve a la boca para deleitarse de su sabor y textura inconfundibles. Ya empieza la película así que los dejo y me dispongo a disfrutar.

Andrea Calvete

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