REGIÓN DESCONOCIDA
Cualquier disparador es válido a la hora de comenzar unas líneas. En este caso al observar las lecturas en mi blog, pude apreciar que habían ciertos lectores que según indicaban las estadísticas provenían de una región desconocida. Entonces me pregunté: ¿Desde dónde se conectan, en qué parte del mundo habitan, cuáles son sus costumbres, su idioma, su día a día?
A través de un teclado nos comunicamos con personas que probablemente no veamos cara a cara en la vida, sin embargo a través de un texto, foto o publicación llegamos a tomar contacto, un gran desafío y también responsabilidad. El hecho de que alguien haga esa pausa para leernos, observarnos, de modo de reflexionar y pensar, es una posibilidad única que lleva a trascender el lugar desde donde uno puede expresarse.
La región más desconocida, solemos ser nosotros mismos, una caja de pandora, un baúl de posibilidades que algunas veces es tan difícil de acercarse, por miedos, por temores o simplemente por no querer asumir lo que verdaderamente somos o anhelamos.
En un rincón oculto se halla lo que desearíamos ser, lo que en nuestro yo más íntimo brega por surgir, por tocar ese universo al que aún no ha podido vislumbrar, pero que intuye que existe. Sin embargo, más allá de lo que desconocemos de nosotros mismos, al observar a quienes nos rodean sabemos muy poco, intuimos, o aderezamos a piacere lo que creemos o anhelamos que tengan. La gran mayoría de las veces lo que trasladamos a esas personas tiene que ver con nuestros deseos íntimos y personales, y es así que al conocerlas verdaderamente nos encontramos frente a seres totalmente desconocidos que distan de lo que imaginábamos.
Existen tantas regiones desconocidas, que nos gustaría descubrir, apreciar, comprobar, y no sólo me refiero a superficies terrestres, sino a ámbitos en los que quizás podríamos transitar y desafiar nuestras habilidades, conocimientos e intelecto. El ser humano tiene la opción de llegar a los lugares más recónditos, a través de la creatividad, la imaginación y el misterio puestos al servicio de alcanzar esos sitios por los que nos dejamos sorprender o estamos dispuestos a descubrir.
“El hombre es la única criatura que tiene una parte de su existencia en lo desconocido, en el futuro, como una sombra proyectada delante de sí. Que todo el tiempo intenta atrapar esa sombra escurridiza, habitar en la imagen de su esperanza”. La edad de hierro (1990), J. M. Coetzee
De eso se trata alcanzar la región desconocida, estar dispuestos a dejarse sorprender, a descubrir nuevas posibilidades, desafíos, aromas, sonidos, colores, texturas, gustos… de la mano de lo onírico que nunca puede faltar si estamos convencidos de elevar las alas y volar hacia esa región a la que aún no hemos llegado. Afortunadamente, de eso se trata el devenir de un cambio continuo y permanente que nos invita a no quedarnos estáticos, a descubrir posibilidades en forma continua.
Andrea Calvete
A través de un teclado nos comunicamos con personas que probablemente no veamos cara a cara en la vida, sin embargo a través de un texto, foto o publicación llegamos a tomar contacto, un gran desafío y también responsabilidad. El hecho de que alguien haga esa pausa para leernos, observarnos, de modo de reflexionar y pensar, es una posibilidad única que lleva a trascender el lugar desde donde uno puede expresarse.
La región más desconocida, solemos ser nosotros mismos, una caja de pandora, un baúl de posibilidades que algunas veces es tan difícil de acercarse, por miedos, por temores o simplemente por no querer asumir lo que verdaderamente somos o anhelamos.
En un rincón oculto se halla lo que desearíamos ser, lo que en nuestro yo más íntimo brega por surgir, por tocar ese universo al que aún no ha podido vislumbrar, pero que intuye que existe. Sin embargo, más allá de lo que desconocemos de nosotros mismos, al observar a quienes nos rodean sabemos muy poco, intuimos, o aderezamos a piacere lo que creemos o anhelamos que tengan. La gran mayoría de las veces lo que trasladamos a esas personas tiene que ver con nuestros deseos íntimos y personales, y es así que al conocerlas verdaderamente nos encontramos frente a seres totalmente desconocidos que distan de lo que imaginábamos.
Existen tantas regiones desconocidas, que nos gustaría descubrir, apreciar, comprobar, y no sólo me refiero a superficies terrestres, sino a ámbitos en los que quizás podríamos transitar y desafiar nuestras habilidades, conocimientos e intelecto. El ser humano tiene la opción de llegar a los lugares más recónditos, a través de la creatividad, la imaginación y el misterio puestos al servicio de alcanzar esos sitios por los que nos dejamos sorprender o estamos dispuestos a descubrir.
“El hombre es la única criatura que tiene una parte de su existencia en lo desconocido, en el futuro, como una sombra proyectada delante de sí. Que todo el tiempo intenta atrapar esa sombra escurridiza, habitar en la imagen de su esperanza”. La edad de hierro (1990), J. M. Coetzee
De eso se trata alcanzar la región desconocida, estar dispuestos a dejarse sorprender, a descubrir nuevas posibilidades, desafíos, aromas, sonidos, colores, texturas, gustos… de la mano de lo onírico que nunca puede faltar si estamos convencidos de elevar las alas y volar hacia esa región a la que aún no hemos llegado. Afortunadamente, de eso se trata el devenir de un cambio continuo y permanente que nos invita a no quedarnos estáticos, a descubrir posibilidades en forma continua.
Andrea Calvete