“SI TE DAN UN DÍA PARA CORTAR UN ÁRBOL USA MEDIO PARA AFILAR EL HACHA”
Por Andrea Calvete
Esta es la clave para enfrentar cualquier situación en la
vida. El pararnos frente a lo que no espera y analizarlo, de modo de contar con
todas las herramientas posibles. Así conocimiento, planificación y estrategia
serán tres elementos primordiales al emprender el camino.
La diagramación del trabajo, de actividades de cualquier
índole, son siempre el paso previo para que luego todo ruede de acuerdo a lo
planeado, a lo establecido
En dicha planificación, cabe recordar que “planifica quien
gobierna”, con una mirada desde el presente, teniendo en cuenta cálculos,
análisis de los problemas, sin olvidar que el que vamos a enfrentar deberá
coexistir con otras situaciones.
Si bien, todos estos pasos parecen obstaculizar la dinámica, por el contrario
redundarán en nuestro propio beneficio, acortándonos y allanándonos el camino.
Este proverbio al que hace referencia el título, surge a
propósito de un cuento en el que el dueño de un monte decidió talarlo, para
ello contrató varios leñadores. Cada uno llevaba ritmos y estilos de trabajos
diferentes.
El capataz de la obra se detuvo a mirar con atención a uno
de ellos, cuyo primer día fue todo un éxito en cuanto a rendimiento, el segundo
disminuyó notoriamente, pero al tercero los resultados fueron desastrosos,
entonces decidió tomar cartas en el asunto.
-Discúlpame unos minutos, te detendré tan sólo para hacerte
una sugerencia -dijo el capataz en tono amable, dirigiéndose al joven leñador
extenuado.
-Si señor, replicó el muchacho cuya voz ya no se oía.
-Mira me gustaría hacerte una pregunta ¿has pensado por qué
tu trabajo ha disminuido tanto y tu esfuerzo ha aumentado sin lograr mejorar
los resultados? -preguntó el capataz.
El joven leñador ya muy cansado, no podía razonar ni
mantenerse en pie. Lo miró aturdido, y sólo dijo:
-Señor necesito, sentarme y beber un vaso de agua por favor
Pronto recibió un taburete y un vaso de agua bien fresca.
Más tranquilo bebió el agua se secó el sudor de su frente y ya repuesto
contestó:
-Me he dado cuenta que es cierto lo que usted señala, pero
no comprendo que ha sucedido, pues yo he triplicado mi esfuerzo y trabajo, y no
logro cortar la misma cantidad de árboles que el primer día- dijo el muchacho,
con los ojos cargados de lágrimas y pensando que su trabajo estaba en peligro.
-Tranquilo, es sencillo te has olvidado de algo fundamental,
de afilar el hacha, aunque demores no te aflijas, afílala muy bien, de esta
forma rendirás igual que el primer día.
El joven, agradecido, comprendió su error y de inmediato se
puso a afilar el hacha
Más allá del cuento, y del proverbio, es imprescindible
tomarse el debido tiempo para afilar el hacha así como para cortar el árbol.
Pues en este camino, no faltan quienes pasan la vida entera afilando el hacha,
sin cortar un árbol, o por el contrario como este caso los que cortan sin
afilar el hacha.
Finalmente, quien piense y analice pronto descubrirá los
elementos necesarios a poner sobre la mesa para solucionar una situación. De
este modo, descubiertas las herramientas, la planificación será parte fundamental en la estrategia a
desarrollar, porque la vida es como el juego de ajedrez, cada movimiento
implica y significa una estrategia a poner en práctica.