LA GOTA QUE REBASÓ EL VASO
Por Andrea Calvete
Siempre existe una gota que nos lleva al desborde,
casualmente aparece en los momentos menos apropiados, en los que contrariamente
precisamos más equidad, paciencia y equilibrio. Pero el mecanismo psíquico es
tan poderoso e influyente, que hace que las situaciones se escapen de las
manos, y operen a nivel inconsciente de modo solapado y artero.
Si bien el ser humano, es capaz de soportar muchísimo, tiene
un límite, y cuando éste se alcanza se enciende un sistema de alarma a partir
del cual nuestro organismo se alerta. No todos reaccionamos de igual manera,
múltiples respuestas se presentarán ante situaciones complejas.
El punto es que cuando llegamos a desbordar ese vaso, las
complicaciones comienzan a aparecer en cascada, tanto a nivel físico como
psíquico, y nuestro organismo entra en total descontrol.
Nuestras defensas que son parte indispensable para que
nuestro cuerpo funcione correctamente, ante situaciones críticas de cualquier
orden suelen disminuir, y nuestro sistema inmunológico se ve vulnerado.
El estado anímico es un gran disparador de situaciones
límites, pues cuando nos encontramos fuertes difícilmente nada nos perturbe,
salvo casos muy específicos, pero cuando nuestra sensibilidad se halla activada
de sobremanera, posiblemente hagamos un mundo de una pequeña situación.
Seguramente, no faltará quien nos diga “haces de una pavada
un mundo”, y quien se encuentre abatido, enredado en medio de un problema al
cual no le ve salida, pensará que sencillo es hablar de la vereda de enfrente.
Pero la vida nos sitúa en todas las veredas, y en todas las
posiciones. Tarde o temprano, quien hoy no te entienda, mañana posiblemente
producto de lo que le toque enfrentar comprenderá lo que antes no le era
posible.
Tal vez, hoy sientas que has rebasado el vaso, mas la fuerza
de voluntad que pongamos, o la ayuda que busquemos son primordiales a la hora
de salir adelante, para no ahogarnos en ese vaso de agua.