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ENSANCHAR LA VIDA


No se trata de contar los días, sino de hacerlos inmensos, como un cielo que dilata el amanecer. De nada sirve prolongar el tiempo si lo atravesamos con prisas, con la mirada perdida en un mañana que siempre parece lejano. Ensanchar la vida es otra cosa: es desplegar el instante, sentir cómo cada momento se vuelve ancho, hondo e infinito.

Ensanchar la vida es llenarla de presencias, de esos pequeños placeres que se posan en el alma como un rocío suave. Es dejar de esperar el momento perfecto para vivir, y darnos cuenta de que el ahora es la única certeza. Es atreverse a oler la tierra mojada tras la lluvia, a saborear sin culpa el dulce de la tarde, a detenerse en medio del camino solo para ver cómo el viento baila entre los árboles.

Cuando ensanchamos el presente, el tiempo deja de ser un río que huye y se convierte en un lago sereno donde todo cabe: el asombro de una risa, el calor de un abrazo, la música de una palabra dicha a tiempo. Es entonces cuando entendemos que no se trata de añadir más días a la vida, sino más vida a los días.

No postergues el placer ni el amor, no ahorres el gozo para después. Porque después es una promesa frágil, un susurro que puede desvanecerse antes de llegar. Vive ahora, toca ahora, aprende ahora. Que el placer no sea un lujo reservado para otro momento, sino una semilla en tu día a día.

Ensanchar la vida es tejer lazos, esos vínculos que hacen que un instante se expanda más allá de sí mismo. Es mirar al otro con la certeza de que la verdadera eternidad no está en el tiempo que acumulamos, sino en los recuerdos que sembramos en quienes amamos.

Florece hoy, sin reservas. Ama hoy, sin medida. Ensancha tu vida como un campo que se abre a la primavera, como un río que se desborda y toca cada orilla. No temas gastar el tiempo, porque el tiempo que se gasta en vivir de verdad nunca se pierde, se transforma en raíces profundas que sostienen el alma.

Deja que cada día sea un horizonte que se ensancha. Que no importe cuántos días tengas, sino cuánto de vos vive en cada uno de ellos. Al final, no seremos el tiempo que duramos, sino los instantes que ensanchamos.

Andrea Calvete

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