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TODO PASA


No siempre somos conscientes de que todo pasa, y es entonces que los minutos nos parecen eternos, o los momentos se transforman en monstruosos compañeros, o fluyen con una alegría desmedida que casi no podemos controlar. A propósito de esa dimensión que le otorgamos al tiempo en función de nuestras emociones comparto un antiguo cuento que nos acerca a redimensionar el transcurso de la vida en su justa medida

Cuentan que el rey mandó hacer un precioso anillo de diamantes a uno de los mejores orfebres, para que debajo de la piedra pudiera guardar una cláusula capaz de utilizarla en momentos difíciles de su vida.

Reunió a todos sus consejeros y les solicitó trabajaran en una frase de dos o tres palabras a lo sumo que cumplieran con sus requerimientos. El Consejo de Ancianos pasó varios días tratando de buscar esa valiosa frase, pero no lo lograron. El rey preocupado porque debía marcharse al campo de batalla solicitó a su fiel compañero de ruta un antiguo sirviente que lo había visto crecer, si podía ayudarlo con esas dos palabras. El hombre con humildad le dijo: “Mi querido Rey no tengo demasiada preparación, ni conocimiento como los hombres del Consejo, lo único que te puedo escribir es algo que me ha enseñado la vida”. Dicho esto, tomó una pluma y escribió dos palabras en un papel pequeño que fue doblado con mucho cuidado para poder entrar con perfección detrás del diamante.

El rey en medio del campo de batalla sintió que sus enemigos pronto lo alcanzarían, detuvo su caballo y tomó con cuidado el papel que le había hecho su fiel compañero. Al abrirlo y leerlo sintió que una paz se apoderaba de él y que sus enemigos se habían alejado. El papel decía: “TODO PASA”, y así fue pasó ese momento tan difícil.

Ya de regreso le esperaban los festejos por el triunfo, la algarabía del pueblo, y el orgullo de haber ganado la batalla. En medio de saludos y festejos, el fiel sirviente detuvo al rey y le dijo: “Por favor lee nuevamente lo que dice detrás del anillo”

El rey sorprendido respondió: “No te entiendo, ¿no es momento de festejar?”, el anciano repitió: “Lee por favor lo que dice detrás del anillo”

El rey lo leyó y entendió que este momento de gloria también iba a pasar, porque como bien le había señalado su amigo y servidor “TODO PASA”.

Andrea Calvete

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