EGOS OBESOS, MENTES ANORÉXICAS
En un mundo dominado por la imagen perdemos el rumbo, nos desviamos del camino con el afán de competir, de arribar a la meta, o simplemente de sobrevivir en la selva de cemento. En la medida que nuestro ego se infla nuestra mente pierde fuerza y se empequeñece, y en lugar de sumar restamos y lejos nos quedamos de superarnos.
Los egos obesos inflados por la pompa del yo, caminan sin mirar a su alrededor, sin importar nada más que su ser, en tanto las mentes como sombras desvanecidas se consumen en la anorexia del pensamiento, y en el egoísmo de sus miradas.
Cuando los egos desfilan arrogantes, sus palabras son un festín de vanidad, banquetes en los que se devoran la esencia de la humildad. Las ideas, como huesos frágiles, se desmoronan ante el peso de la autocrítica. Mientras tanto, las mentes se desvanecen en la penumbra de su propia negación. Son como pájaros enjaulados con las alas marchitas de la autoestima.
Por estas razones, una autoestima adecuada nos permitirá enfrentar la vida con optimismo, en sano equilibrio emocional.
Pero nos enfrentamos a una sociedad, que muchas veces contribuye a bajar nuestra autoestima sin que nos demos cuenta, sin que seamos capaces de comprender que no poseer esa imagen que marcan a fuego en nuestro inconsciente no es relevante, pero a la larga influirá para que cuando nos miremos al espejo o analicemos cómo somos, estemos desconformes.
Por estos motivos, es necesario hacer una pausa y cuestionarnos ¿dónde se encuentra nuestra autoestima? Pues de ella dependerá el equilibrio físico y mental necesario en nuestro organismo para vivir en paz con nosotros mismos. La autoconfianza y la valía posibilitan a los individuos sentirnos útiles con nosotros mismos y con los demás. De esto modo abrimos la puerta a la empatía, es decir a ponernos en la piel del otro, y solidarizarnos con quienes nos rodean.
Cuando el ego se nos infle por la razón que a él se lo ocurra pinchémoslo para que nuestra mente no sufra sus consecuencias, porque la fortaleza de nuestras mentes nos permitirá ser personas creativas, trabajadoras, empoderadas en lo que amamos y queremos realizar sin necesidad de compararnos con los demás, porque somos seres únicos e irrepetibles, aceptándonos así cómo somos y lo que deseamos realizar en nuestra vida.
Pero nos enfrentamos a una sociedad, que muchas veces contribuye a bajar nuestra autoestima sin que nos demos cuenta, sin que seamos capaces de comprender que no poseer esa imagen que marcan a fuego en nuestro inconsciente no es relevante, pero a la larga influirá para que cuando nos miremos al espejo o analicemos cómo somos, estemos desconformes.
Por estos motivos, es necesario hacer una pausa y cuestionarnos ¿dónde se encuentra nuestra autoestima? Pues de ella dependerá el equilibrio físico y mental necesario en nuestro organismo para vivir en paz con nosotros mismos. La autoconfianza y la valía posibilitan a los individuos sentirnos útiles con nosotros mismos y con los demás. De esto modo abrimos la puerta a la empatía, es decir a ponernos en la piel del otro, y solidarizarnos con quienes nos rodean.
Cuando el ego se nos infle por la razón que a él se lo ocurra pinchémoslo para que nuestra mente no sufra sus consecuencias, porque la fortaleza de nuestras mentes nos permitirá ser personas creativas, trabajadoras, empoderadas en lo que amamos y queremos realizar sin necesidad de compararnos con los demás, porque somos seres únicos e irrepetibles, aceptándonos así cómo somos y lo que deseamos realizar en nuestra vida.
Andrea Calvete