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ALGUIEN ESPECIAL


Con sus 91 años aún despliega dinamismo y simpatía, como si floreciera día a día. Los hilos blancos que cubren su cabeza nos llevan por una historia de familia, de nexos de hermanos, primos, hijos, nietos y bisnietos, así nos ha mantenido unidos nuestra tía la última de su generación que aún nos contagia su alegría de vivir.

Casi todos hemos tenido una tía especial, anecdótica, pintoresca, el alma mater de la familia, la que recordamos con cariño y la llevamos en el corazón en cada vivencia recorrida. Si me remonto a los cuentos de mi abuela, decía que mi mamá y mi tía parecían no haber ido al mismo lugar, porque mi madre representando a su signo de virgo contaba racional y pragmática su salida, mientras mi tía como buena pisciana adornaba el cuento de tal forma que parecía haber ido al paraíso. Bueno en realidad siempre fue una gran narradora y supo hechizar con su encanto a los escuchas.

Creo que todos tenemos una Tía Nelly en nuestro haber, esas tías especiales que llevamos como un broche de oro en el corazón, y con la que recorrimos y aprendimos tanto. Mateadas largas, cenas, almuerzos, vacaciones, cumpleaños… no me da la cabeza para recordar. Sin embargo, hoy siento que todos en el fondo podemos ser esa tía o tío que se recordará en la familia, que habrá servido como nexo entre generaciones y habrá dejado plantada la semilla para que continúe germinando.

Con sus 91 años aún despliega dinamismo y simpatía, como si floreciera día a día. Los hilos blancos que cubren su cabeza nos llevan por una historia de amor y nos mantiene unidos generación tras generación abrazados por los nexos que nos unen más allá del tiempo y espacio para seguir vivos todos y cada uno de los integrantes de nuestra pequeña y gran familia.

Andrea Calvete

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