A CONTRAMANO
Las leyes de tránsito son claras, por un tema de orden y circulación. De la misma forma en la vida cuando circulamos a contramano vamos en contra de lo establecido.
Y vamos contramano porque decidimos cambiar ciertos aspectos porque nos tenían cansados, o por dar ese giro inesperado o saltar ese muro que no nos atrevíamos.
Es riesgoso ir a contramano, pero el sabor del peligro nos impregna de cierta adrenalina que algunas veces es necesaria para movernos de ese lugar en que ya no queremos estar.
Y no hace falta viajar al fin del mundo para encontrarnos, para cambiar o dar ese paso que permita movernos hacia ese espacio donde existe un posible.
Si lo pensamos la vida es permanente cambio y devenir, sin embargo, nos apegamos a quedar estáticos en ciertos sitios por miedo, dudas o costumbre, entonces permanecemos allí por pura inercia y del mismo modo nuestra vida se convierte como en un pozo de agua estancada.
Ir a contramano implica romper con el estancamiento que nos habita y oprime. Es alejarnos con valentía de la monotonía y sumergirnos en la incertidumbre, en la emoción de lo desconocido y del cambio.
Andrea Calvete