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PREGUNTAS OMITIDAS II


Con ilusión abrazamos el nuevo día, la brisa nos envuelve con su vaivén, mientras la luna esparce su encanto casi magnético. En esta maravilla que nos posibilita el día a día, omitimos algunas preguntas, para poder continuar con nuestro mejor ritmo.

Algunas preguntas las omitimos, las pasamos de largo porque si bien no sabemos a ciencia cierta su respuesta, tampoco deseamos escuchar nada que se les parezca. Pero en la medida que pasa la vida, nos preguntamos: ¿Cuántos días me quedan? En realidad, creo que es más importante cómo que cuánto. Porque nadie desea sufrir o padecer sus días. También relacionada con esta pregunta sobrevuelan los pendientes, lo que desearíamos hacer, pero aún no hemos hecho, y aquí nos pondremos más o menos exigentes dadas nuestras expectativas o tal vez dependerá de cómo estemos parados ante la vida.

Ante la incertidumbre de lo que vendrá algunos días se borra un plumazo cualquier posibilidad, nos sentimos como parados en arenas movedizas, o como caminando en medio del desierto y viendo un espejismo a lo lejos. Y al sentarnos a la mesa omitimos sincerarnos, porque algunas respuestas pueden llegar a no gustarnos, o al menos preferimos dilatarlas. Y aquí aparece aquel famosos proverbio comiéndonos la cabeza, “no dejes para mañana lo puedes hacer hoy”, pero con la mano lo corremos porque ya es demasiado lo que tenemos en mente como para seguir preocupándonos.

Nos pasamos de largo ciertas pausas, nos dejamos olvidados ciertos acontecimientos, y nos mostramos tranquilos, aunque por dentro la omisión de esas preguntas nos carcome y aniquila. Sin embargo, protegidos en nuestras burbujas, nos alejamos de esas preguntas que omitimos por falta de valentía, o por simple dejadez o poca iniciativa. Todo lo que no se dijo y se debió haber dicho, está allí a la espera de salir, pero se ha escondido en ese recoveco recóndito al que tenemos poco acceso.

Tiempo de siembra y de cosechas, y si bien se dice que se cosecha lo que se siembra, algunas veces dejamos que la cosecha se marchite porque sabemos que la siembra no ha sido hecha a consciencia, y posiblemente hayamos omitido tantas preguntas.

Cuestionarnos es parte del pensamiento crítico, de poder crecer y avanzar, pero también es parte de ser responsables y asumir consecuencias, tomar decisiones y hacerse cargo. Dice un viejo dicho popular que “las palabras deben siempre detenerse frente a lo que el entendimiento ignora”.

Con ilusión abrazamos el nuevo día, la brisa nos envuelve con su vaivén, mientras la luna esparce su encanto casi magnético. En esta maravilla que nos posibilita el día a día, omitimos algunas preguntas. Sin embargo, hoy es un buen día para dejar de postergar lo que debimos haber hecho, lo que debimos haber cuestionado, para así encontrar esa respuesta tantas veces eludida. Las dudas son inherentes a los seres humanos, son signos de inteligencia, de reflexión y de pensamiento crítico. Mas es imprescindible dudar a tiempo, cuando una situación aún puede ser reversible.

Andrea Calvete

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