TRABAJO INVISIBLE
Día a día miles de personas se esfuerzan tras conseguir su labor, por hacer su trabajo con autenticidad y esmero, con la camiseta puesta y el compromiso en la frente. Sin embargo, su propósito pasa desapercibido. Cuando esto sucede, es porque de alguna manera esa tarea se hace invisible porque todo sale a la perfección, por lo que su esfuerzo parece en vano. Pero no lo es, porque gracias a ellos todo funciona y rueda a las mil maravillas.
También se hacen invisibles los trabajos de quienes no
pueden vivir de lo que aman, de lo que es su pasión, porque no es posible hacer
de ellos su sustento de vida.
Hay tantas personas que parecen invisibles ante nuestros
ojos, pero se pusieron a pensar ¿por qué sucede esto? En realidad, como son
efectivos hacen que todo se encamine en forma espontánea y natural, por lo que
pasan casi desapercibidos. Sin embargo, sin ellos el engranaje no funcionaría,
las agujas del reloj se detendrían.
Una de las tantas tareas invisibles es la del ama o amo de
casa, todos tenemos un hogar el que requiere de alguien que lo sostenga, que lo
limpie, ordene, cocine, haga mandados, pague cuentas y se ocupe de que todo
funcione a la perfección. Aunque muchas veces el correr del diario vivir nos
lleva a invisibilizar esta tarea que requiere tanto esfuerzo y esmero como la
de cualquier labor profesional. Así cuando uno de los miembros de la familia
enferma, esa persona parece ocuparse de todo y es entonces quizás cuando
realmente valoramos esa imprescindible labor.
Es importante, detenernos a reconocer a cada una de esas
personas que desde sus lugares se esfuerzan para que todo funcione y salga de
la mejor manera, porque sus manos son las que posibilitan que todo funcione,
con sus rostros llenos de energía hacen todo lo que está a su alcance y más,
para que un país se mueva y que el mundo no se paralice.
En tal sentido, referido al trabajo invisible podría dedicar
el programa entero a miles de profesiones y tareas, pero hoy me voy a dedicar a
los compañeros operadores, que son los que hacen posible que un programa como
este salga al aire. Sin ellos las radios no funcionarían. Están allí en la
cabina, pero su trabajo no es sencillo, son personas multifacéticas: atienden
el teléfono, resuelven temas administrativos, ponen temas musicales, están
atentos a que el sonido sea perfecto, a cubrirnos cuando hay un problema o
error, son locutores, y también muchas veces conductores de programas… y
muchísimo más.
Aunque la audiencia probablemente no tenga conciencia de
esta labor porque, como señalaba al principio, su trabajo se torna invisible,
hoy quisiera que se viera, que se aplaudiera, y se valorara, porque sin ellos
nosotros desde aquí no podemos hacer nada. Por otra parte, en ese trabajo
invisible está la buena disposición y cara por solucionar cualquier problema,
desperfecto o contratiempo, y no importa si durmieron, descansaron o comieron,
siempre vienen con lo mejor de sí, y eso es realmente muy valioso y digno de
destacar y valorar.
Valorar es parte de respetar el trabajo de nuestros
compañeros, porque es desde allí que se logra un resultado mancomunado, donde
fluye una excelente energía en pro de lo que hacemos. Y también vamos generando
vínculos que van más allá del trabajo, que tienen que ver con la fraternidad,
con la amistad y el compañerismo.
Andrea Calvete