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EL CORTEJO: UNA COSTUMBRE CADA VEZ MÁS LEJANA

Un ritual practicado en la mayoría de las especies animales ha perdido importancia en las relaciones humanas, producto de la inmediatez, y de conseguir todo sin perder tiempo. El cortejo es una forma de comunicarse y sincronizar entre dos seres para preparar el vínculo que dará paso a una relación.

El cortejo tiene el perfume de la primavera fresca y silvestre, el beneplácito del amanecer sereno, la luz intensa de una noche de luna llena, el desparpajo luminoso de la risa, la fuerza de una ola enfurecida, el sonido de la lluvia, y los colores rojos y naranjas del atardecer.

En tiempos lejanos las cartas fueron un gran soporte para poderlo desarrollar, en tanto la palabra a través de sus diferentes medios ha sido capaz de seducir, encantar y maravillar, ha vencido obstáculos, ha traspasado barreras y han llegado al lugar y en el momento preciso. Las miradas no se han quedado atrás, han sabido deslizarse brillantes y decididas, como quien toma cartas en el asunto.

El cortejo tiene el entusiasmo y el vigor de la conquista, las alas de la ilusión, y el impulso del que desea alcanzar un cometido. Es un estado en el que sincronizan, palabras, pensamientos y acciones.

Si bien el cambio a nivel comunicacional en este siglo XXI ha sido vertiginoso, y todo se debe comunicar rápido, conciso y efectivo, aún queda lugar para esa palabra de halago que sirve para endulzar el oído y el alma, para sacar una sonrisa aún cuando parece que no nos queda tiempo ni para reír.

Los cambios parte de la vida, así nos vamos aggiornando a nuestro tiempo, pero ojalá este ritual que parece en vía de extinción no se acabe por el bien quienes que deseen iniciar el contacto con otra persona, para que puedan palpitar sin prisas y con todos sus sentidos puestos en el placer de cortejar y ser cortejado por alguien.

Andrea Calvete

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