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CONSTRUYENDO UNA NUEVA NORMALIDAD

Construyendo una nueva normalidad, “building a new normal”, es la consigna desde comienzos de marzo en Estados Unidos y diferentes partes del mundo ¿Cabe preguntarnos qué es la normalidad en nuestros días, en esta contemporaneidad que nos ha dejado encerrados, aislados, a un metro y medio de distancia?

Y los diferentes gobiernos ya está trabajando en esta “nueva normalidad”. Una “normalidad” impuesta por una pandemia que nos tiene contrariados, afligidos, disgustados, presos, aislados, temerosos, fuera de nuestras actividades, alejados de nuestros afectos, en medio de una gran crisis económica. Nuestras posibilidades se tambalean y nuestro ánimo también.

¿Nos adaptaremos a la “nueva normalidad”? Dice un viejo dicho “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista” y seguramente nos adaptaremos, pero nos preguntamos: “¿Cuáles serán las consecuencias de todo lo que estamos viviendo, de esta pesadilla salida de uno de los mejores cuentos de ficción?”

Si bien las interrogantes nos interpelan constantemente, se contraponen nuestros deseos por volver nuestros días como siempre, aunque sabemos que eso no será posible. Sin embargo, en nuestros ratos de evasión, soñamos, viajamos, recorremos aquellos estantes en los que no habíamos sido contaminados por estos días de pandemia.

Por otra parte, al leer las noticias observamos “casos”, “número de contaminados”, “número de muertos”, y se nos pone la piel de gallina al ver que somos tratados como números de una infame historia, ¿acaso se olvidan de que son vidas, sufrimiento, dolor y muerte la que rodea a toda esta durísima situación? Cuando leemos estas expresiones se entremezcla una suerte de egoísmo, porque es al otro al que le pasa, aún no me ha pasado a mí, pero nadie está a salvo en esta pandemia.

Y así andamos con tapabocas, desinfectándonos las manos y todo lo que está a nuestro alcance, con temor a cruzarnos con alguien que tosa, es que vemos en el otro a un enemigo potencial… es muy triste lo que genera este Covid- 19. Sin embargo, no dejo de reconocer que hay mucha gente que se ha solidarizado con los que sufren, están enfermos y necesitados, quizás esta sea la parte que nos de un poco de luz a este “cuento de ciencia ficción” que estamos protagonizando día a día.

En esta “nueva realidad”, espero encontrar algo bueno, positivo …, les soy sincera me está costando mucho, pero no me daré por vencida, mientras tanto nos iremos gradualmente adaptando a lo que esta pandemia ha querido cambiar muy a nuestro pesar, y no tendremos más remedio que aceptar con paciencia, pero no con resignación. Resignarnos significa casi darnos por vencidos, creo que debemos aceptar lo que sucede, pero poner cada uno nuestra cuota de creatividad, de ingenio y de ilusión, es decir repensarnos y redescubrirnos ante lo que vivimos día a día.

Andrea Calvete




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