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LEJANÍA

Lejos quedaron los sonidos y las caras del pasado, confusos enmascarados se presentan por las noches entre sueños para visitarla. Aturdida por sus propios pensamientos no encuentra sosiego, busca un minuto de paz- mucho para quien no lo consigue, pero un aliciente para quien lo desea. Por el fin, luego de luchar con sus miedos se duerme iluminada por la luna que se cuela por la ventana, mientras el aire fresco de la noche le acaricia.

¿Por qué será que por las noches todo se ve más oscuro, por qué los deseos se aceleran, las búsquedas se inquietan y las ideas se alocan para tocar una respuesta?, se pregunta Pamela mientras se sirve el desayuno. Su tostada untada con manteca y mermelada la remonta a su niñez un lugar que le llena de alegría, la única pena que le invade es pensar que de aquellos días sólo ella ha quedado. Sin embargo sus padres y hermanos siguen vivos en su corazón, la visitan en sus sueños, en sus recuerdos, o en los colores del amanecer o en el cielo estrellado del verano.

Tocan a la puerta, abre de inmediato, una mujer alta perfumada y elegante le dice que le urge hablar con ella. Pamela confundida la invita a pasar y a desayunar. La mujer se quita el abrigo, toma asiento y comienza a explicar el motivo de su visita: “ Te vengo observando hace mucho tiempo y veo que no logras salir de tu pasado, dejas escapar cada minuto perseguida por tus recuerdos, y desperdicias todas las oportunidades que se te presentan día a día. El martes pasado te llamaron para ocupar esa vacante de trabajo que tanto soñabas, y no has sido capaz de contestar, sigues aquí encerrada intentando rescatar no entiendo qué?” dice la dama en forma pausada y enérgica.

Pamela tarda unos segundos en contestar, no entiende quién es esta mujer, pero algo es claro la conoce y muy bien. “Buena pregunta la que me haces, tengo miedo a olvidar sus rostros, los maravillosos momentos que vivimos, sus caricias, sus risas, sus consejos, los años pasan y todo se hace más confuso y lejano. Vivo corriendo trabajando y sólo en los sueños logro rescatar los rostros de mis padres, las risas de mis hermanos, la casa llena de ruido y algarabía. ¡Cómo desearía que no se hubieran marchado!” le contesta Pamela con los ojos llenos de lágrimas. Se seca los ojos y agrega con melancolía: “ Lejos ha quedado mi niñez, mi juventud, tantos personas que no he vuelto a ver, tantas oportunidades que dejé pasar, tantos errores, tantos trenes que no volverán”.

La dama se pone su abrigo y antes de marcharse le dice: “Eso se llama nostalgia, hay que recordar con alegría. No soy yo quien pueda resolver tus miedos, ausencias y dudas, eres tú la que debes aprender a vivir tu presente tal cual es, aceptar tu realidad hoy y disfrutarla, los errores son parte de nuestro aprendizaje, el único tren que no debes dejar pasar es el de tu propia vida que te espera. Seguramente no vas a olvidar a alguien que ha dejado una huella en tu camino, de alguna manera esa persona siempre estará contigo presente”. Dichas estas palabras la mujer se esfumó. De inmediato Pamela queda sorprendida por una extraña sensación, se siente liberada, piensa: " No importa la distancia que nos separa siempre habrá un cielo que nos una". Sonriente toma el teléfono y decide responder al llamado por el nuevo puesto de trabajo.

Andrea Calvete





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