POR LA PUERTA DE ATRÁS
Quien llega al desapego por la puerta de atrás no lo hace porque recorrió un camino místico o de elevación, simplemente la saturación lo llevó a soltar todo lo innecesario y es así como comienza el camino del desapego, tan útil para sentirnos más livianos de equipaje.
Al camino del desapego se puede entrar por la puerta de servicio, la que nos puede acercar a lo que tanto buscamos y no logramos encontrar. Quizás cansados de tocar puertas, lleguemos hasta aquí luego de mucho rodar y sobrecargados de equipaje.
Y si llegamos a esa puerta es porque decidimos dejar atrás lo que ya no nos sirve y nos lastima, lo que nos disgusta, lo que nos hace mal, o lo que nos tiene insatisfechos.
El camino del desapego suele darse con el transcurso de los años, algunas personas lo logran porque han recorrido un largo camino espiritual, otras porque las experiencias les han hastiado a tal punto que dicen: “esta es la gota que desbordó el vaso, hasta aquí llegué”.
El desapego sirve para hacernos entender qué es lo que realmente tiene valor en la vida, para mostrarnos las prioridades, lo que suma y no resta. En estos días el exceso de equipaje se cobra muchísimo y de la misma forma nos complica el diario vivir. Excedidos en tareas, ocupaciones, objetos materiales… nos exigimos cada vez más y disfrutamos cada vez menos de esa valiosa pertenencia llamada tiempo.
El tiempo no nos espera para ser felices, no nos pregunta si nos sentimos bien o mal, si estamos tristes o no, él continúa y si nos desfasamos llega un momento en que nos despeina el destiempo. Y entonces decidimos acompañar al latir de nuestro corazón, para que vibre en buena sintonía y sentirnos dueños de nuestro tiempo, de qué hacer con él y de cómo vivirlo.
El desapego está relacionado con soltar todo aquello que nos hace prisioneros, dependientes, esclavos en nuestro propio camino. Un simple ejemplo es la respiración: no podemos al inhalar y mantener indefinidamente el aire, pasados unos segundos exhalamos y lo soltamos. Al igual que nuestro organismo que es una máquina perfecta, en el Universo se cumplen las mismas leyes que en él. ¿Por qué desobedecer al orden natural?
Quizás al exceso de equipaje, sea necesario agregarle las mochilas emocionales que nos acompañan a lo largo de la vida y desechar todo lo que realmente no nos haga falta.
Caminar livianos de equipaje hace el recorrido más libre y fructífero, no importa cuál es la puerta que nos ha conducido al desapego, lo cierto es que una vez que lo hayamos encontrado será un gran compañero de ruta.
Andrea Calvete