ESPÍRITU NAVIDEÑO
Más allá del significado y de lo que celebra en Navidad, quisiera hoy rescatar el espíritu de esta celebración, que coincide con el fin de un año que ha sido muy especial. Sin embargo, más allá del saldo que pueda haber dejado, el espíritu navideño trae consigo paz, armonía y esperanza, sentimientos en el que corazón se abre a sentir y agradecer.
Navidad proviene del latín “nativitas” que significa
nacimiento. Pero también tiene un significado solar, es el momento en que el
planeta Tierra se ve beneficiado por una energía cósmica positiva, la cual no
sólo recibe el planeta, sino todos sus seres vivos.
Es una de las fiestas más importantes del Cristianismo, que
conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén. Se celebra el 25 de diciembre
por la Iglesia Católica, la Iglesia Anglicana, algunas otras Iglesias
protestantes y la Iglesia Ortodoxa Rumana.
Su mediatización, Papá Noel, los renos, el árbol, las luces
y el pesebre son parte de los elementos más significativos desde los primeros
días de diciembre al 6 de enero. Cada cual, a su manera, la vive y la celebra,
en paz y armonía.
En esta festividad, el árbol es un gran protagonista, que
junto con el pesebre conforman parte de la celebración. Tiene sus orígenes en
la antigua creencia germana de que un árbol gigantesco sostenía al mundo y que
en sus ramas estaban sostenidas las estrellas, la luna y el sol. He aquí la
explicación de poner luces a los árboles.
La Navidad se celebra en el Solsticio de Invierno en el
hemisferio norte y el Inicio del Verano en el Sur. El solsticio, es el momento
en que el sol se encuentra más alejado del ecuador.
Este solsticio comienza a las 12 am del día 22 de diciembre
y finaliza el día 24 a la medianoche, durante este tiempo, el sol pareciera
detener su movimiento, de allí la palabra solsticio -sol estático-, para luego,
el día 25 volver a levantarse, renacer. Durante el solsticio, el eje terrestre
está dirigido o apuntando hacia el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Este centro galáctico es el lugar de máxima concentración de estrellas y de
energía.
Por su parte, el árbol en sí tiene varios significados
religiosos pues ha sido utilizado como símbolo de la unión del cielo y la
tierra, ya que sus raíces se hunden en la tierra y sus ramas se levantan hasta
el cielo; por tal motivo en las religiones orientales, el árbol es un signo de
encuentro del hombre con la divinidad.
Los primeros documentos que nos hablan de la costumbre de
colocar en Navidad árboles de abeto o de pino en las casas son del siglo XVII y
menciona a la región de Alsacia, tierra que comprende Alemania y Francia, de
allí que en esta región lo festejan con un gran espíritu.
En la Biblia, el árbol aparece como un símbolo de la vida.
Las luces representan la luz de Cristo en la vida y la estrella que en algunas
ocasiones se coloca en la punta, simboliza a la estrella de Belén que anuncia
la redención a la humanidad.
Pero más allá de las creencias religiosas, se suele hablar
de un espíritu navideño, que implica nacimiento, apertura, en definitiva
celebrar la vida, brindar por nuestros afectos, porque tenemos una familia,
amigos, seres queridos, salud, un trabajo… y tantas cosas que en esta época del
año solemos recordar al hacer esa pausa durante el 24 y 25 de diciembre donde
levantamos nuestras copas y brindamos.
Actualmente, la influencia mediática comercial ha
incorporado figuras como la de Papá Noel, sus renos y el trineo, entonces la
celebración se ha convertido en una mixtura en la que proliferan regalos,
copiosas comidas y un excesivo consumo. Es una época en las que los comercios
se preparan para un gran despliegue. Aquí comienza otra disyuntiva importante
que nos lleva a cuestionar: ¿Cómo es posible festejar, gastar, cuando tantos
carecen de todo? Es verdad, no nos debemos olvidar de ellos, ahora ni nunca.
Sin embargo, es un momento indicado para recordar que mucha gente necesita de
nuestra solidaridad, cariño y afecto
Más allá de las creencias religiosas y la mediatización
infernal que se despliega alrededor de esta fiesta, la Navidad congrega a
familiares y amigos, con un espíritu conciliador, en paz y armonía, que no se
debe perder de vista, y que es importante rescatar.
Y este 2021 ha sido muy especial, quizás mucha gente no
tenga demasiado ánimo de celebrar, aunque el agradecimiento es algo que nos
engrandece y anima a continuar, y nos conduce en ese espíritu de la Navidad.
Celebremos la vida, agradecidos por el milagro del amor, y brindemos por los
que están, los que vendrán y los que están en nuestro corazón
Es tiempo de renacer, de buscar lo mejor de cada uno y
ponerlo sobre la mesa, de modo de compartir todo lo que tenemos para dar y
recibir, para que aflore el espíritu navideño. Salud y muy feliz Navidad para todos.
Andrea Calvete