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A LA SOMBRA DE UNA NUBE

Algunas ocasiones una nube se interpone entre ese universo de oportunidades y da sombra a esos quizás que intentan vislumbrarse tímidamente. Pero el sol parece haber quedado oculto, mientras los pendientes cabalgan en un tiempo esquivo y cuestionador.

Nos cuestionamos si hoy es el día más adecuado para decidir algo, mientras esa nube puesta sobre nuestra cotidianidad se desliza desprejuiciada, la miramos de reojo, pero no se da por aludida, continúa con su marcha y nos desafía.

A pesar de la nube continuamos con la mirada esperanzada en que algún momento se despejará, y podremos dar cabida a lo que deseamos y anhelamos. Si bien las dudas, los problemas e inquietudes podrán permanecer, cuando el cielo se despeja las perspectivas parecen ser otras. Evidentemente, todo es cuestión de perspectiva y también de actitud.

Por el aire, las nubes se deslizan misteriosas, por las noches en la que los desvelos se aproximan, o en los atardeceres donde los sueños se esfuman en el horizonte. Se esparcen en el corazón cuando late con arritmia, y el pulso intenta escapar de ese ritmo disonante que lo asfixia.

Con su halo de enigma las nubes juegan a esconderse, se burlan entre sí, largan carcajadas, mientras quedamos absortos en su juego perfecto y misterioso, como simples prisioneros de sus caprichos, o deseos, a la espera que una prevalezca sobre la otra.

A la sombra de esa nube que ha decido taparnos el sol nos movemos, buscamos posibles mientras un universo de imposibles nos desafían, pero convencidos de que sí podemos, observamos esperanzados el cielo que se va lentamente despejando.

Andrea Calvete

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