ESPEJO
Hoy me traslado al ayer, a ese instante que se marchó y dejó huella, a ese minuto que ya no es, a esos recuerdos que aún siguen en mí dibujados como parte de lo que soy. Ya no están aquí físicamente, respiro su presencia de otro modo, quizás menos tangible o descriptible, pero igualmente presentes de un modo significativo.
Oigo sus voces, sus risas, nítidas están sus miradas clavadas como el ancla que sostiene al velero para que no flote a la deriva. El viento despeina los sonidos de me infancia, de mi juventud, y de mi vida actual. El sol enciende suavemente las imágenes que quedaron grabadas en las retinas, y espeja en la orilla del mar a las gaviotas que revolotean en busca de alimento, las observo admirada, vuelan en paz y armonía, como si danzaran al ritmo de una majestuosa orquesta.
Entre húmedos recuerdos mis pupilas se dilatan, mis sentidos se despiertan, y las nubes corren como si quisieran llegar para dar respuesta a esas preguntas que flotan, a esos recuerdos que no se han borrado, a esas presencias que aún siguen vivas. El sonido de mar me recuerda que la vida es fluir constante, del mismo modo mis pensamientos se trasladan del pasado al presente, se fusionan y dan paso con mirada al futuro al nuevo día. Se espeja en la orilla el desapego, los recuerdos fluyen, y el presente espera a que me zambulla en él con alegría.
Andrea Calvete
Oigo sus voces, sus risas, nítidas están sus miradas clavadas como el ancla que sostiene al velero para que no flote a la deriva. El viento despeina los sonidos de me infancia, de mi juventud, y de mi vida actual. El sol enciende suavemente las imágenes que quedaron grabadas en las retinas, y espeja en la orilla del mar a las gaviotas que revolotean en busca de alimento, las observo admirada, vuelan en paz y armonía, como si danzaran al ritmo de una majestuosa orquesta.
Entre húmedos recuerdos mis pupilas se dilatan, mis sentidos se despiertan, y las nubes corren como si quisieran llegar para dar respuesta a esas preguntas que flotan, a esos recuerdos que no se han borrado, a esas presencias que aún siguen vivas. El sonido de mar me recuerda que la vida es fluir constante, del mismo modo mis pensamientos se trasladan del pasado al presente, se fusionan y dan paso con mirada al futuro al nuevo día. Se espeja en la orilla el desapego, los recuerdos fluyen, y el presente espera a que me zambulla en él con alegría.
Andrea Calvete