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CUANDO EL AIRE ESCASEA

Se apaga y despega lentamente de esta realidad tangible, de este mundo maravilloso y a la vez tan cruel.

El corazón desgarrado, sigue palpitando, se apagan los latidos, el oxígeno parece no ser suficiente, sobreviene un vahído.

Cuando no queda nada más… sólo es posible volar y dejar que la mente, el corazón y los sentidos encuentren amparo. Las copas amargas son parte de esta vida, aunque no queramos beber de ellas,  nos vemos obligados a probarlas, no hay opción.

Ya no quedan mejillas para poner, pero sí lágrimas por derramar, para que fluya el inmenso dolor y amor existente.

Aunque siempre queda algo más a pesar de todo, es infinito lo que se puede descubrir y aprender en medio de una tempestad.

Andrea Calvete

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