NO SE BRILLA SIN OSCURIDAD
Brillar día a día, ser luz del propio camino es un desafío permanente, en el que nos deslizamos y transcurrimos más allá de concretarlo. A través de reiterados intentos pretendemos flotar dentro de una mar lleno de olas, en la que se hace difícil mantenernos sin ahogarnos. Y aunque parezca una gran paradoja no se brilla sin oscuridad. Esos grandes contrastes que se producen en nuestro diario vivir son los que nos permiten aprender, sorprendernos, enriquecernos a través de esas situaciones que nos ponen a prueba, que hacen sacer nuestras luces y sombras, en donde en los momentos más oscuros surge esa luz que es capaz de brillar aún en nuestra más profunda oscuridad. Es que somos esa dualidad misma en la que el brillo contrasta con la oscuridad, en la que lo peor de nosotros se enfrenta a lo mejor, y de ese enfrentamiento dual surge nuestra verdadera esencia. Habitualmente, solemos negar nuestros defectos nuestras partes oscuras. La sombra es un lugar donde no llega l